martes, 8 de julio de 2014

Triatlon Alcázar de San Juan

Sí dicen caíste...
yo digo me levanto
(Macaco)
Después de algún tiempo sin coincidir con la realización de esta prueba, me he quedado muy gratamente impresionado, desde el nivel de organización hasta como han ido evolucionando en montaje y vistosidad.

Decir XXVI, es situar el triatlón de Alcázar de San Juan dentro de las más veteranas  desde la eclosión popular de este tipo de prueba. No soy quien, para hacer un análisis de la evolución de esta prueba que comenzó con inicio y fin en Alcázar de San Juan hasta el diseño actuar y que paulatinamente ha ido generando  gran vistosidad cada año, dentro de un  ambiente tempranero en las Lagunas de Villafranca de los Caballeros.
La Organización, antes de dar la salida, reconoce la labor a
Casa Rural Santa Elena

En esta edición se ha hecho un reconocimiento a la propietaria de la Casa Rural Santa Elena, es justo y merecido, porque quizás Tere y Eugenio han sido los que en los primeros inicios por las Lagunas (Cuando casi nadie sabíamos que esto existía) ellos dieron su apoyo, su trabajo y complicidad con los organizadores. Estoy seguro que este pequeño detalle ocupará un lugar importante en sus vitrinas, pero lo más seguro será que el hormigueo de satisfacción de ver cada año algo grande, fruto de pequeños esfuerzos silenciosos, les hará  henchirse de plena satisfacción.

Mi enhorabuena a Tere y Uge.

Hablar de la 26 edición, esta vez, para mí es hablar desde la emoción, por muchos motivos, pero quizás queden esquematizados en tres puntos:

Enrolarse en el deporte, de manera pausada, tranquila y voluntaria es un logro, y si esto está reflejado en la figura de tú hijo es una enorme satisfacción, que te hace estar en un sobrepunto de emoción, y más si va hacer algo que nunca, como es mi caso, has sido capaz de hacer: Un triatlon.

La capacidad de hacer o no hacer me lleva a otro motivo, el comprobar que desde una juventud cualificada y preparada, en el que la educación y el conocimiento ha sido una inversión como valor añadido en la persona para afrontar su futuro, hoy siendo el presente un desalentador trampolín que te lance a un halagüeño futuro; se hace necesario tener, ampliar y fortalecer valores que te hagan mantener la correcta dirección. Ante esta perspectiva, el deporte, como disciplina de exigencia y mejora, se convierte en un vehículo apropiado para afrontar retos y romper barreras de un estructura social abotargada.

Y  por último, es la dura reflexión que la vida te da con inesperadas bófetas, que a veces son tan duras, que no sólo te hacen tambalear, sino que pretenden dejarte noqueado y cuando  esto ocurre,  sobreponerte es duro, recomponer el tipo es sacrificado, pero superarte es echarle “dos cojones” (lo siento no se expresarlo de mejor manera) y todo ello quedaba reflejada en cada brazada, en cada pedaleo y en cada zancada.

No sé si todo esto justifica mi grado emotivo de esa mañana, pero lo cierto es que lo viví con intensidad, que corrí para allá y para acá, no me cansaba de dar mi ánimo o gritar porque aquella mañana me comporte como un “fan” ante su ídolo y cuando entró en la meta lo que vi es que la línea la cruzaba el mejor.

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