Sí dicen caíste...
yo digo me levanto
(Macaco)
Después de algún tiempo sin coincidir con la realización de
esta prueba, me he quedado muy gratamente impresionado, desde el nivel de
organización hasta como han ido evolucionando en montaje y vistosidad.
Decir XXVI, es situar el triatlón de Alcázar de San Juan
dentro de las más veteranas desde la
eclosión popular de este tipo de prueba. No soy quien, para hacer un análisis
de la evolución de esta prueba que comenzó con inicio y fin en Alcázar de San
Juan hasta el diseño actuar y que paulatinamente ha ido generando gran vistosidad cada año, dentro de un ambiente tempranero en las Lagunas de
Villafranca de los Caballeros.
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La Organización, antes de dar la salida, reconoce la labor a Casa Rural Santa Elena |
En esta edición se ha hecho un reconocimiento a la
propietaria de la Casa Rural Santa Elena, es justo y merecido, porque quizás
Tere y Eugenio han sido los que en los primeros inicios por las Lagunas (Cuando
casi nadie sabíamos que esto existía) ellos dieron su apoyo, su trabajo y
complicidad con los organizadores. Estoy seguro que este pequeño detalle
ocupará un lugar importante en sus vitrinas, pero lo más seguro será que el
hormigueo de satisfacción de ver cada año algo grande, fruto de pequeños
esfuerzos silenciosos, les hará henchirse de plena satisfacción.
Mi enhorabuena a Tere y Uge.
Hablar de la 26 edición, esta vez, para mí es hablar desde la
emoción, por muchos motivos, pero quizás queden esquematizados en tres puntos:
Enrolarse en el deporte, de manera pausada, tranquila y
voluntaria es un logro, y si esto está reflejado en la figura de tú hijo es una
enorme satisfacción, que te hace estar en un sobrepunto de emoción, y más si va
hacer algo que nunca, como es mi caso, has sido capaz de hacer: Un triatlon.
La capacidad de hacer o no hacer me lleva a otro motivo, el
comprobar que desde una juventud cualificada y preparada, en el que la
educación y el conocimiento ha sido una inversión como valor añadido en la persona
para afrontar su futuro, hoy siendo el presente un desalentador trampolín que
te lance a un halagüeño futuro; se hace necesario tener, ampliar y fortalecer
valores que te hagan mantener la correcta dirección. Ante esta perspectiva,
el deporte, como disciplina de exigencia y mejora, se convierte en un vehículo
apropiado para afrontar retos y romper barreras de un estructura social
abotargada.
Y por último, es la
dura reflexión que la vida te da con inesperadas bófetas, que a veces son tan
duras, que no sólo te hacen tambalear, sino que pretenden dejarte noqueado y
cuando esto ocurre, sobreponerte es duro, recomponer el tipo es
sacrificado, pero superarte es echarle “dos cojones” (lo siento no se
expresarlo de mejor manera) y todo ello quedaba reflejada en cada brazada, en
cada pedaleo y en cada zancada.
No sé si todo esto justifica mi grado emotivo de esa mañana, pero
lo cierto es que lo viví con intensidad, que corrí para allá y para acá, no me
cansaba de dar mi ánimo o gritar porque aquella mañana me comporte como un “fan”
ante su ídolo y cuando entró en la meta lo que vi es que la línea la cruzaba el
mejor.
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