jueves, 8 de noviembre de 2018

Se armó el Belén

Por cosas del tiempo y por prever una retahíla de improvistos que a buen seguro vendrán y se interpondrán en el camino natural, ¡vamos a armar el Belén!.
Desencajar cajas milimentricamente encajadas y guardadas, tirar planos, sin alterar lo de todos los año. Cableada, papel roca, corcho, arena, piedrecitas, arboles, musgos, chinchetas, papel cielo, paisajes, casitas, chozas,… todo cuadrando poco a poco hasta que en un desparrame de figuritas belenísticas comienzan a “algarabiarse” en la explanada de la mesa.


Parecen tomar vida y bajo unos rictus y movimientos tensos se amontonan en grupos donde gallos y gallinas, patos y patas, cabras y cabros se hacen los brazos caídos, las ovejas y ovejos balan en alaridos de guerra, las mercancías se desparraman, los pajes dicen que ya está bien de abusos, los romanos y su jefe andan desorientados, los niños ni juega ni aprenden, la mula y el buey que o calefacción o se “sansacabó”, que están hartos del frio y siempre paja y entre medias de tal lodazal entran en juego los cerdos, que por tener fieles costumbre y maneras de pensar se echan aparte porque ellos son de comer más.

Y yo entremedias de un ir “paca y paya” mientras negocio, sigo y apaño, porque esto ha de hacerse, al fin y al cabo es un símbolo de entrañables fiestas y unión familiar que por diversos aconteceres ha de estar armado con tiempo y prestanza.

Menos mal que entre tantos alborotados vientos suena la susurrante y relajante música que adormece al siempre y tranquilo Benito, porque al fin y al cabo todo el tiempo pone en su sitio.


Ah!!!, se me olvidaba, entre tanta protesta, el camello dice que él va a su rollo que el desierto es el que es y que nada ni nadie lo ha cambiado, y a estas alturas nadie lo va a engañar con "monsergas".


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