lunes, 25 de marzo de 2019

Ruta Arqueológica de Villacñas, por los molinos eólicos


¿No sabéis vos, gañán… que si no fuese por el valor que ella infunde en mi brazo, 
que no le tendría yo para matar una pulga?.

Miguel de Cervantes Saavedra.

Tenía ganas de poner mis brazos y piernas para acometer tan vericueta ruta. Andaba ya casi oxidaba en el fondo de las arcas, por no hallar momento y día para desempolvar  el track que me llevará a recorrer estos caminos de llanos y que me hundiera por el lejano pasado, donde desempolvar las más hondas raíces.


Así fue como este 17 de marzo pude e hice. Recorrer caminos, para en lugares, avanzar por cenagales desaparecido, ríos sin agua… pero ver nuestro pasado y entender nuestro presente para imaginar el futuro.

Desde Villafranca de los Caballeros inicio una nueva ruta que haciendo una circular siempre entre caminos me traslado por otros tiempos y otros oficios.

El Pueblo de Villcañas ha hecho un guiño a su pasado y guiado por una señalítica tintada en rojo, circunda puntos e hitos de historia, pero quise añadir un punto de grandeza para ello opte por transitar todos y cada uno de los molinos eólicos que en perfecto rosario ejercen de modernos brazos agitados al viento.

Impresionante vistas y momentos, pero no menos fueron los forzados músculos que estuvieron a prueba de entre los vaivenes de los molinos.

Te invito a rutearla, pero también te sugiero que estudies su recorrido, midas tus fuerzas y si te aventuras rígete por el disfrute.

Track Ruta Arqueológica de Villacañas, por los molinos eólicos:
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lunes, 4 de marzo de 2019

El Calaminar

Cuando el ayer del hoy desaparece,

Entonces el pasado muere.

Estamos en un adelanto de la primavera, donde un radiante sol fortalece la luz y añade ánimos para perderte. Hoy no hay camino, solamente pedalear para perderte en las vista, inmensas vista de La Mancha. Grande, inmensa en un regalo de silencios.
No tengo prisa ni dirección, simplemente me dejo llevar por los camino. Sigo y pedaleo hasta perderme entre una espesura de marrones que se funde en un fondo de blanquecino  para ser un eterno azul.
Respiro y oigo el silencio de una mañana de invierno primaveral. Es extraña y rara, quizás triste.
Desolación y abatimiento. Son un cúmulo de edificaciones derruidas que entre amasijo de escombros brotan silencios. Me pierdo entre sus sordos gritos, piso en amortiguado silencio, escudriño sus espacios. Me detengo y dejo pasar el tiempo.
Ruinas y pasado de ayer vida, así es cada piedra y cada esgarrón de escombro entre desvencijadas puertas y desechos de ventanales. Es la vida hecha pasado.

El Calaminar enclave sobre cimientos de una antigua villa romana, donde en los años 60 fue núcleo de vida y trabajo, hoy sólo pasado de otra vida.
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