lunes, 4 de marzo de 2019

El Calaminar

Cuando el ayer del hoy desaparece,

Entonces el pasado muere.

Estamos en un adelanto de la primavera, donde un radiante sol fortalece la luz y añade ánimos para perderte. Hoy no hay camino, solamente pedalear para perderte en las vista, inmensas vista de La Mancha. Grande, inmensa en un regalo de silencios.
No tengo prisa ni dirección, simplemente me dejo llevar por los camino. Sigo y pedaleo hasta perderme entre una espesura de marrones que se funde en un fondo de blanquecino  para ser un eterno azul.
Respiro y oigo el silencio de una mañana de invierno primaveral. Es extraña y rara, quizás triste.
Desolación y abatimiento. Son un cúmulo de edificaciones derruidas que entre amasijo de escombros brotan silencios. Me pierdo entre sus sordos gritos, piso en amortiguado silencio, escudriño sus espacios. Me detengo y dejo pasar el tiempo.
Ruinas y pasado de ayer vida, así es cada piedra y cada esgarrón de escombro entre desvencijadas puertas y desechos de ventanales. Es la vida hecha pasado.

El Calaminar enclave sobre cimientos de una antigua villa romana, donde en los años 60 fue núcleo de vida y trabajo, hoy sólo pasado de otra vida.
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