domingo, 14 de febrero de 2021

Los Ojos del Río Cigüela

Con el último bocao en la boca quiero aprovechar la ventana que nos ofrece este tiempo, y sin pensarlo caminar hacia la historia.

Somos historia y nuestra historia ha sido generadora de nuestra cultura, costumbres y evoluciones, por eso hoy somos lo que somos y todo desde el pasado tiene una explicación.

Escudriñar en rincones inaccesibles, acceder a papeles olvidados, remover bajo la sabiduría del conocimiento, investigar ardua y concienzudamente aquello que para los simples miradores pasa desapercibido, toda esa pasión se convierte en un arte del conocimientos, que adquiere un gran valor cuando éste se pone a disposición de los demás  y nos hace ver porque estamos aquí, porque somos así y porque formamos parte de esta nuestra cultura evolutiva.  Félix Patiño Galán, a través de su blog “Nuestra Historia” nos abre los ojos a nuestro pasado, unas veces más lejanos y otras sobre esa expresión de “parece  que fue ayer”, sea de una u otra forma nos hace sentir orgulloso de quien somos y porque estamos aquí. Como bien decía el Caballero Don Quijote: “Tu das tantos testigos, Sancho, y tantas señas, que no puedo dejar de decir que debes de decir verdad” (Quijote, Cp. XXXI, 2ª. Parte).

Comienzo a pedalear por el Camino de Alcázar, quiero llegar al puente del Doctor, construido allá por el año 1743 sobre el río Cigüela, hoy desaparecido. Llevo la ilusión de un niño, porque llegar allí es iniciar un recorrido desde nuestra historia que me llevará a buscar el agua perdida.

Sobre el bajo cauce cruza en titiritante madero en equilibrio. Es la construcción del presente sobre aquel pasado; a su lado, amasijo de ruinas que inundan el azud seco del Molino del Doctor. Es el comienzo de surcar río arriba en busca de sus aguas perdidas.

Siguiendo por la margen derecha, río arriba y contorsionado sobre sus prolíferos y serpenteantes meandros me entrecruzo con bandadas de ejércitos incontrolados conejeriles que horadan desesperadamente trincheras de madrigueras infinitas.

Es el Puente de la Tamarilla, facilitador ancestral a la Cañada Real Soriano, molino de la Guerrera y pozos de Navarro antes henchidos de agua buena. Sigo hacia arriba en busca de su agua perdida.

Fondo de tierra roja, resaltado por un Sol que va hacia el ocaso. Escondido entre taráiz y casi en vertical pared escalonada por nichos de madriguera, en su cuenca profunda emerge y reposa un hilo de agua, que  avanza tranquila, sin prisa y sosegada. Son agua sobre el río Cigüela que emergen junto a los próximos pozos de Navarro y cuan ojos del Cigüela anuncian la saturación profunda de sus fondos y con ello se hace el sostén facilitador del trasiego del agua venidera.

Tranquilo, pausado, anastomosado,… convirtió sus márgenes en mil y un centenares de humedales. Sigo y a troncho entre el Polvorín, donde desde sus verticales paredes esconden cuevas hacedoras de champiñones (por ver mejor época).

Laguna grande, Chica, Dehesa y… la Reja, este un lugar donde el hierro parte la historia y rompe la magia de un pasado donde la fusión río agua y humedales siempre fueron un todo de vida.

Entre las nubes emergen los últimos rayos solares, es el momento del silencio mudamente roto por el avance de unas aguas encontradas que caminan río abajo en busca de generar una solución de continuidad que no rompan el hombre y/o mujer.

Track Ruta los puentes a la Reja (27 km):


viernes, 5 de febrero de 2021

Adidas SOLARBOOST ST

Un 23 de enero de 2016 comenzó mi mayor error, que fue no descubrir el principio de una grave lesión: Fascitis plantar.

A comienzos del 2017, y tras jubilar a mis Kayano, entiendo que debo buscar algo con mayor amortiguación porque las sensaciones en el pie no van por buen camino. Después de mirar y mirar, soy un corredor popular a la antigua. Resultado de todo ello fue decidirme por las Adidas Ultraboost (Lanzada en 2015, su tecnología se basa en el sistema de captura de movimientos ARAMIS, anteriormente utilizado por la NASA), un modelo anterior más barato que la última creación.

Desde aquel 2017 descubrir que el tipo de molestia estaba relacionado con fascitis plantar. Negando lo que era evidente seguí, y desde aquel entonces las Adidas Ultraboost se han ido desgastando por persistencia, es decir,  retomar e intentar buscar lo que poco a poco iba perdiendo. Reconozco mi tozudez y así todo ello me llevo a hacer el Camino de Santiago  desde Sarria (111km en cinco etapas) infiltrado en la plata del pie, ya me habían diagnosticado la maldita fascitis.

Desgaste por persistencia así ha sido la vida deportiva de estas zapatillas y reconozco que han sido las mejor zapatillas que me podían haber acompañado en este tormento. Hoy no las jubilo, seguirán conmigo.

Comienzo el momento de la esperanza.  Llevo casi dos meses trotando (ahora logro hacer una hora trontonamente y además con buenas sensaciones). Quiero ir sin prisas, de hecho si todo va bien me gustaría que mi estreno “competitivo” sea en la Carrera Popular Las Lagunas.

Para este esperanzador camino a mis Adidas Ultraboost van acompañar las Adidas Solarboost ST. He elegido una zapatilla todo terreno (asfalto y camino, de momento me olvido de la montaña) y en su compra me he dejado inclinar por su composición de amortiguación BOOST y suela de agarre Continental. Creo que es importante llevar una buena y segura amortiguación y este drop de 10 en boost me da garantías (no quiero minimalismos), además garantiza cierta estabilidad con el sistema ST sin olvidar el torsión system, por la pronación. Dejando cuestiones técnicas, diré que su estreno ha sido de absoluta comodidad, dejándome olvidar de la planta del pie con tiento y hasta me ha parecido disfrutar (hacía tiempo que no era así).

A todo esto que digo es importante añadir que José Luis Muela ha sido el artífice de ponerme en la línea de salida, gracias. Tampoco puedo dejar de lado mi botella y el artilugio de 45 grado de inclinación de Toni, que de momento siguen siendo compañeros inseparables para seguir en esta nueva y esperanzadora etapa.




martes, 2 de febrero de 2021

Río Cigüela fuente de vida


un micromar le puso El Creador,
donde convive el pato nadador
Con la hocicuda tenca y con la rana."
Felipe Gallego Chacón
(Versos de Fe y Gratitud, 1975)

Trontonamente tranquilo en la tarde de un 27 de enero del año en curso me he adentrado exteriormente por las Lagunas de Villafranca, Humedales Manchegos ubicados en el mismitico Corazón de La Mancha.

Ha sido una hora y cuarto con paradas y fotografías del instante que reflejan una situación preocupante, cuando no tristemente alarmante.

Mientras tanto me surge la primera reflexión: Cuantas tormentas y ciclogénesis  de diversos nombres deben de soltar agua constante en el hoy vasto secarral que se ha convertido estos Humedales, Reserva de la Biosfera. Creo que serían inasumibles y nunca conseguirían lo que desde siglos es este espacio natural. Las Lagunas de Villafranca de los Caballeros, entre otras muchas dependen de un río y los importantes afluentes que confluyen en éste. De hecho estas lagunas tienen reconocido un derecho histórico de aguas sobre el río Gigüela o Cigüela.

Las Lagunas de Villafranca  y su vaso lagunar está compuesto por capas que mantienen el agua en la superficie, siendo su principal “enemigo” de desecación el calor extremo veraniego manchego y por supuesto, siempre su agua ha sido repuesta por el hoy malogrado río Cigüela (a mí me gusta más este nombre).

Las Lagunas de Villafranca tienen un importante componente identificador sentimental y de posesión natural con los lugareños, de hecho tras ver más de mil fotos lanzadas para apoyar la voz de alarma #soslagunas, la inmensa mayoría de ellas las relacionan con su crecimiento, su familia, sus veranos, sus relaciones,..

Decir Lagunas de Villafranca es baños de veranos ancestrales, incluso como alguien apunto: todos aquellos pueblos de La Mancha Centro su inicio vacacional fue gracias a la existencia de estas lagunas, que además tienen un importante y acreditado componente medicinal. Pero estas lagunas únicas en sus características y peculiaridades, que difícilmente se encuentran en cualquier otro humedal del mundo mundial, las hacen especiales. Y los locales han estado tan estrechamente ligadas a ellas que han sabido crear una economía sostenible y aprovechable en otros tiempos difíciles (cuando por otros sitios pensaban y luchaban para desecar este tipo de humedal).

En fin siguiendo con mis fotografías y viendo que ni mil tormentas que caigan en el epicentro lagunar solucionarían el problema, digo: El Problema es simplemente haber destruido un río, mediante el manejo de sus aguas,  olvidándose de las peculiaridades e idiosincrasia del lugar y sus gentes.

Aún estamos a tiempo de no sostenelle e si enmendalle este entuerto.

Ah!! Si con la que este año ha caído no se llenan las lagunas,  la que tenemos encima, no es grave es todavía peor.