martes, 8 de octubre de 2013

Urdetana

Unas vacaciones cogidas con cierto retraso han llegado a su fin. Quizás porque una parte estaba programada y otra simplemente porque la vida es así; al final, el todo junto ha formado un intenso periodo de asueto. Por muchas razones de lógica social no entrare en la traumatización postvacacional con alteración de biorritmos y decaída melancólico depresiva ante el atasco del esfuerzo a lo rutinario.

Hoy por respeto a los que de manera frontal y sin miramiento les está golpeando esta enmarañada crisis no entrare en ese síndrome, fomentado simplemente por una vida acomodoficticia-hiperegocéntrica, sin embargo valiéndome de lo que la vida me ha demostrado diré - que no hay mejor noticia que nos pueda acontecer que dejarnos embeber por la rutina: Mismas caras, mismas prisas, mismo ritmos, mismas esperanzas,.. con inmediatos futuro de  pequeñas metas que nos hace decirnos aquí todavía seguimos, porque otros sin querer cambiar rutinas simplemente han dejado de tenerla (algunos para siempre)-.

Bajo el axioma “la vida sigue” y con el aire trotón adquirido durante los días varaniegos de entreno y trabajo. Más allá de lo previsto, decido asumir un reto: Ir corriendo desde mi pueblo (Villafranca de los Caballeros) hasta la localidad de Urda  (Santísimo Cristo de la Vera-Cruz de Urda).

Como siempre, y dado mi mente poco creativa, este reto nunca habría salido de mí, aparte de estar fuera de mi lógica de entreno y por el correr que hoy en día llevo a cabo. Pero también es cierto que llevo un año intenso que, gratamente arrastrado por la hiper-energía y entusiasmo que otro desborda en este apasiónate mundo del correr vinculado con la naturaleza, me ha posibilitado tener marcadas experiencias que agradezco.

Siendo las 8,30 horas del día 6 de octubre del año de Jubilar del Cristo de Urda (Siempre es año Jubilar, cuando la fecha de celebración, 29 septiembre, cae en domingo. Siendo ese año proclamado de fecha a fecha Jubilar). La experiencia de hace una decena días (CXC=S), me había ayudado a sujetar los nervios y como veterano de experiencias correderas, cuerpo y mente puntualmente estaba en el perímetro de Pozo Palacios, lugar elegido para la salida.

Mientras ambos y solitarios corredores (Bienve y Julián) andábamos ajustando zapatillas, pantalones, camisetas y mochilas, un “insufle de aire y ganas” iba llenado nuestros cuerpos. Sigilosamente, parte del equipo del tiocazuela.com (domingo y Julio), se apremiaban en desplegar los instrumentos fotograbadores y estrategia de encuadres; este equipo, dispuesto al quite de reflejar momentos, para nuestra gratitud y satisfacción, estaba dispuesto a inmortalizar esta nuestra aventura.

Mientras el gpese se adaptaba y el despliegue se ubicaba, comenzábamos con un altanero ritmo al trotón, a la espera de un indulgente camino que nos condujera sin tropiezos hasta revestirnos en acto de  urdetana.
Mañana de inicios frescos, aunque con evidentes síntomas de esconder un Sol vigoroso, agazapado en su horizonte. El ritmo de inicio vivo, fueron sumando pasos kilométricos, convirtiendo el vecino Camuñas en pueblo invisible.

El bit del gpese anunciaba alegría en la zancada y el rebrillo solar quedaba desdibujado sobre rincones de cepas con cuadrillas en vendimias. Mientras nuestras vistas se inundaban de llanuras, porque por caminos de llanuras llevábamos nuestras zancadas. En la inmensidad de los infinitos horizontes,  entre tierra de vid y olivos, nos acercábamos a Madridejos. Son momentos de contemplar, disfrutar, hablar y reponer líquidos y sólidos. Serán las calles, casi mudas, de Madridejos las que nos marquen el fin de un primer tramo, de tres largos desiguales. Este primer tramo, de ritmo vivo y con mente eufórica, que nos va lanzando en animada carrera urdetana.

Antes de entrar en el tramo medio de transición o asimilación de lo hecho,  y con la espera de seguir en la acumulación de kilómetros  que nos fueran acercando hacia Urda,  nos espera casi un programado encuentro, donde otros andantes caminates cheleros/as aprovechando la madruga van en continuo peregrinar hacia Urda. Voces, saludos, risas, fotos con fotógrafos. Alegría y ánimo que nos invita a todos a celebrar juntos  este trontón y caminar.

Llegar a Consuegra, cuando en su fondo y alto destaca un Medievo castillo escoltado por esbeltos molinos, convertidos en  gigantes vigilantes, es todo un lujo. Estamos en el fin del tramo de transición. Donde, bajo el paso firme, evalúas el ánimo, los músculos, la mente y el esfuerzo con una simple operación matemática de suma y resta, nos dice que la pereza llega hasta aquí.

Barritas de chocolate, avellanas, gel, glucosas, fruta en papilla y un morral de agua, que nos convierten en camellones corremovientes para afrontar la que se nos avecina.

El Sol en su particular ángulo otoñal, muestra  con orgullo sus fuerzas, asentando duros rayos sobre la tierra, la viña y los lomos de quien por estos rodales anda. Crujido de lumbares doloridos que se remueven entre pámpanas, donde se levantan espuertas de uvas, expulsando sonoros gritos, que parecen querer decir  -¡¡Ande!!... ¡¡vais!!, ¡¡Dejarlo, ya!!-

Entrando en el Camino Jubilar, donde la piedra se desgrana, el sol lanza sin miramientos sus rayos de sofoco, ante unas piernas de músculos doloridos que van siguiendo la ruta señalada. Sorbos de agua que brota de la mochila que portan las espaldas, refrescan con ansias el interminable tramo agotador que en amortiguador refreno endurece el casi fin del camino. Duro y difícil, tortuorio y pesado. Penitente camino de unos kilómetros que parecen querer bloquear la  mente.

Una voz irracional niega el bocado dulzón del racimo de uvas. La mente se adormece. Busco el sorbo de agua que sofoque mi resuello, quiero seguir y no parar. La cabeza parece engullir el calor para crecer, crecer y pesar hasta abombarse. Al fondo la torre, en singular punto de mira entre montículos escurridizos, crea un agobiante juego de espejismo que, en descontrolada angustia de cada pesada zancada, parece crecer en una mayor lejania. Está ahí, sólo es llegar, avanzar, continuar. Calor penetrante, mirada de infinito. Mente embotada que cierne su bloqueo.

-Toma come-, Bienve me acerca unos higos, me insiste. Apenas quito la piel para lograrlos succionar. Me acerca un envoltorio de gel, -tómalo que esto es bueno-. Lo chupo, trago y bebo agua. Pasos donde la mente comienza abrirse, despejando el casi inminente colapso. La meta está ahí. Aparecen las primeras casas y las primeras calles que dejan que con sufrido trontón se avance hacia una figura, antes larga e infinita, ahora cerca y alcanzable.

Año Jubilar en el Cristo de Urda, donde voluntarios y personal de organización ofrecen un excelente servicio muy de agradecer: duchas, primeros auxilios, refrescos y sobre todo una sonriente disposición, que hace, si cabe más agradable la llegada al lugar.

6,30 horas del día 6 de octubre del año de Jubilar del Cristo de Urda un grupo de cheleros/as parte en camino andante hacia Urda.

14,00 horas del día 6 de octubre del año jubilar del Cristo de Urda, con el dolor justo que hace disfrutar con alegría. Sonrisas y comentarios reverberan bajo unas “gordas” grandes y fresquitas de todos los allí presentes y participantes.

Fotos por los caminos de La Mancha (De Villafranca de los Caballeros a Urda):
https://plus.google.com/photos/112953825011689869698/albums/5931665736724293505?authkey=CIW0z4O5geGe7gE

2 comentarios:

  1. Buenas tardes,vaya inflon de kilometros que os habeis atizado este verano.
    Me alegro que os vaya bien,nose si sabre publicar esto de todos modos enhora buena
    Federico

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  2. Federico, que no es tan complicado entrar, si te contara mi batalla para hacer esto, y al final algo he conseguido, aunque me queda algunas cosillas por afilar.
    Lo dicho las buenas visitas, son recibidos con las puertas abiertas y por supuestos se agradecen los comentarios.

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