Tengo un recuerdo muy vago de
aquellos tiempos en los que en una España de menos colorido, donde la
austeridad y lo justo para vivir y sobrevivir parecía estar asentado en la
generalidad de hogares. Aquellos tiempos donde muchas de las familias,
sobretodo el cabeza de familia emigraba para hacer “las alemanias”.
Aquellos tiempos, ya pasados,
guardan, todavía hoy, un oculto nudo en mi estomago. Esa sensación de ver como
amigos y gente de mi alrededor tenían a sus padres lejos muy lejos, y siempre
bajo la tensa espera de que algún día volverán. Hoy aun permanece en mí la
extraña sombra de, en aquella niñez, haber soñado o quizás haber escuchado, en
ajenas conversaciones, que esa posibilidad se podía haber también asentado en
mi familia.
Pasaron los años, y casi por el
arte de” birlibirloque”, nos encontramos
en un país de grandes cambios y transformaciones, donde se presumía que el
emigrante podía regresar a una Nación prospera y de futuro. Unos aprovechando
oportunidades, otros subiéndose a la cresta de la ola y otros madurando sobre
profesiones con mayor o menor suerte elegida, pero al fin y al cabo todos
pensando que la calidad de comodidades y
vida sólo auguraba un mejor futuro, donde el pasado sólo quedaba en pasado.
Haciendo un paréntesis, antes de
dar el salto de aquellos emigrantes a los actuales expatriados, para remarcar que esta es la primera entrada
en mi blogger personal: Alma de Corredor, y es mi deseo dedicársela a los
EXPATRIADOS que hoy están forzosamente repartidos por cualquier lugar del
mapamundi, menos en ese pequeño punto
que los pario: España.
Sí en aquellos años 60, donde la
emigración de tantos españoles supuso un importante aporte de divisas al
territorio español, para asentar las bases de una futura España de crecimiento.
Aquel esfuerzo junto con otros, todos ellos de personas normales y corrientes,
hoy lo hemos lapidado. No hemos sabido,
aprender de aquel esfuerzo para que hoy los nuestros: Padres o hijos, obtengan
el sustento en la España que los vio parir.
No entiendo de datos
macroeconómicos, al ser de tierra llana como La Mancha. No sé lo que significa
“ver la luz al final del túnel”, sólo sé que al atardecer puedes ver unos impresionantes juegos de luces en las
Lagunas de mi pueblo, Villafranca de los Caballeros, que te dan esperanza. Sin
ánimo de extenderme en esto decir, que los jóvenes, que la inmensa mayoría de nosotros nos
hemos sacrificado para (algo matenemos de aquellos mayores), seguir
insistiendo en lo que a mosotros nos insistieron: “estudia y prepárate para el
día de mañana”. Hoy presumimos de poder aportar una juventud “muy bien
preparada, altamente cualificada y con inmensas ganas de rentabilizar sus
conocimientos”, pero para nada esos jóvenes, que también conocen el valor del
sacrificio, se lanzan al extranjero por impulso aventurero, sí que es un
sinsentido de aventura el esfuerzo que han de hacer para obtener lo que aquí,
en la Tierra que los pario, se les niega; convirtiéndoles en expatriaos.
El sonido del wasap, la imagen
del skype y un sinfín de tecnologías, hoy nos aferran a los miedos de la
distancia, incluso parecen querer ocultar las sombras de temores que marcan las
ausencias, pero es cierto, que con la llegada del silencio de la noche y su
hueco susurrante, bajo un juego de sombrar sólo se logra sentir el abrazo frio
del último mensaje y la esperanza petrificada de su última imagen con la esperanza
de que con la primera luz de la mañana nos diga que esta Tierra que los ha
pario algún día sienta vergüenza de la frivolidad con la que ha tratado su duro
pasado.
Triste frivolidad que está escribiendo para la historia la
vergüenza de formar expatriados, por negarles un futuro la tierra que los vio parir.
JMR
Bonita dedicatoria paisano. En cuanto disponga de cinco minutos te enlazo a mi blog. Aquí tienes a tu seguidor número 1.
ResponderEliminarAsi estas en la lista apuntao.
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