Recuerdo hace unos años, cuando con
ocasión de no recuerdo que edición de la Carrera Popular las Lagunas de Villafranca, uno de los “tardo-atletas” interesados en participar llamó, el
mismo día de la prueba, al teléfono fijo que constaba en el reglamento. A las
preguntas de este atleta, la respuesta
de la tía Aurelia fue: “Pero si ya están en la corría”.
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Corriendo por el Camino de Santiago |
De aquellos tiempos a estos ahoras
mucho ha cambiado, esto que digo sólo sirve de introducción para hablar de otro
natural desarrollo y proceder del ser humano: El correr, porque gracias a la
habilidad del correr hoy en día somos lo que somos. Si en los inicios de homo
erectus el correr era elemento indispensable para huir como defensa y atacar
como parte de conseguir alimentos, con el paso de los miles de años se ha
transformado en una cuestión natural residual, pero esta cuestión natural
residual escondida en algún rincón perdido de nuestro cerebro, a veces sale a
la luz como puro instinto de conservación que fue.
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Subida al pico Peñalara corriendo |
Queda claro que contra la
naturaleza nadie puede ir, ni esconderla, ni camuflarla, porque el ser humano
lo guarda como un poso latente indispensable de su desarrollo.
Hoy de la corría hemos pasado a la
eyaculación, también de la corría hemos pasado al running. Por ello hoy no se
esconde, hoy se presume, se adorna, se alaga,… hoy el sexo se adorna con las lencerías
más finas y con los instrumentos más sofisticados, al igual que el correr se
adorna con el conjunto de ropas que combinan, las zapatillas para una distancia
u otra (que menos que tener cinco pares) y por supuesto se utilizan los
adecuados adornos de control, seguimiento y estadística de progresiones (por
desgracia también muestra las regresiones).
En los albores del siglo XXI no nos
corremos, sino eyaculamos y no corremos, sino hacemos running.
A pesar de todo, aún sigo, como en
aquellos tiempos haciendo corrías.
Esperando la salida de la Mineros Trail |
Fuerza y salud.

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