martes, 30 de junio de 2015

Tormenta eléctrica

Son las 14,30 horas, después de reponer fuerzas a los pies de la Brecha de Rolando nos toca afrontar el último objetivo.

Taillón, 3000 metros de fácil acceso.

Al frente el Dedo, regresando
Nada nos va a detener. Contamos con tiempo suficiente, excelente ánimo y lo más importante: fuerzas.

Llegado al “Dedo”, sólo nos queda crestear, dejando a la derecha la plataforma de Gavarnie con el puerto de Bujaruelo y a la izquierda el Parque Nacional de Ordesa.

Comienzan a caer unas inesperadas gotas de agua revueltas con granizo, bajo una sinfonía de sonoros estruendo.

Miramos hacia atrás, y en semicírculo derecha (valle de Ordesa), unos nubarrones oscurecidos parecen tener una perfecta formación de ataque. Los grupos que nos preceden han abortado el ascenso y regresan. Roberto y yo, nos miramos y entre dudas decidimos seguir avanzando. Bienve está culminando el Taillón. Nosotros estamos a escasos 20 minutos.

Nuevo ataque embravecido de granizo, acompasado de sonoros estruendos que reverberan en el valle Ordesa. El compacto ejército de nubarrones se aproximan perfectamente apiñados. Avanzan por nuestra retaguardia, movilizando su ala derecha por el paso de Bujaruelo y adelantado su franco izquierdo trata de hacer una envolvente hacia la cima del Taillón.
Refugiados

La estrategia del ejercito de nubarrones es imparable.

Truenos y relámpagos invaden un espectacular escenario en el que nosotros nos mostramos altaneros, en alto y al descubierto. Bienve  ha culminado el Taillón, nosotros estamos a diez minutos. Nadie nos sigue. Estamos a dos palmos para cumplir lo escrupulosamente planificado.

Relámpago,… sonoro estruendo.
Viendo pasar, al fondo clarea.

Damos un giro de 180 grados. Ahora nuestro objetivo es la pared izquierda de la Brecha (posicionados desde el valle de Ordesa), donde su casi vertical pared nos dará resguardo del descomunal avance de esta caballería pesada de catafractos nubarrones.

Cobijado en la oquedad de la vertical pared, hasta que amaine la tormenta, dejo la mochila, los bastones, el piolet, los crampones, el gps, el teléfono,… un completo pertrecho de “cuan” soldado senderista descansa, donde momentos antes y en los más alto del filo del collado a las puertas del Taillón se desplegaba en singular batalla retadora

Cuando el disfrute no te obliga a nada y la sensatez te obliga a todo, se hace importante el conocer que hacer, como hacer, cuando hacer y donde poner el límite.

Aquí os dejo unos enlaces sobre que decisiones y medidas adoptar cuando  en el campo nos encontramos ante una tormenta eléctrica (Pincha sobre las fotografías):
Protección Civil

Asociación Forestales CCAA Madrid

Senda y Ruta

Aquel día, fue otras de esas veces que no conseguí lo que me propuse, sin embargo arriesgue mucho más de lo que estaba obligado. ¿o nó?

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