Envuelto
en capas, a modo cebolla, iba pataleando mi circuito habitual. Por cada
resquicio que dejaba mis ropas, por ahí, con interés y ganas se colaba con
poderío el frío. ¿Cuántas son las veces
que pienso? Para que salir a correr hoy
con la que está cayendo, pues quizás mañana sea otro día.
Porqué
elegir hoy, para correr entre las condiciones más duras, si mañana serán
mejores. Aquí está la clave del correr: Hacer del correr una rutina y con ello
conseguir un hábito intrínseco a tu yo. En fin tener la capacidad de imbricar
el filosofar del doble Yo (el mental y el físico) para arrastrarlo hacia tu
equilibrio perfecto.
Para
que todo esto, si a lo que me quiero referir es la simpleza del correr. Es decir la actividad más insulsa
y sin sentido, aquella que en otro tiempo
no se le encontraba una lógica explicación. Entonces éramos cuatro más el del tambor.
Si
alguna vez tuve que echar una mano en las tareas del campo, porque provengo de
gente de campo, pues parejo a las viandas iba el macuto deportivo, para
finalizado las tareas, tirar de zapatillas e ir para el pueblo.
Más
tarde y especializado en el correr popular, aprovechaba mi ir y venir de la
ciudad al pueblo, para bajarme del tren unos kilómetros antes, Villacañas o Alcázar de San
Juan, coger carretera y manta y ¡Alé! Para Villafranca de los Caballeros
corriendo. Otras y aprovechando los días de asueto de Semana Santa me metía en
penitencia un Villafranca, Herencia, Alcázar y Villafranca, A veces hasta
deseaba este circuito por disfrutar de compañía que bien me acompañaba en
bicicleta.
Mucho
y demasiadas cosas han pasado desde entonces, pero de todo ello me quedo con lo
que después de tantos cambios, circunstancias y el inexorable paso del tiempo me
ha dejado: Seguir corriendo.
Ahora
no estoy sólo, ahora no soy un extraño, ahora no es una locura, … ahora es… ¿un
fenómeno de masas?. Tal vuelco ha dado
esto del correr que, después de aquellos maravillosos años locos del correr
sólo, hoy me atreva a filosofar, mientras voy corriendo, en este
“tiemporamental” día de perros.
He
dicho rutina, he dicho hábito e incluso doble Yo para con esto filosofar,
cuando sólo quería decir “tirando del hilo se saca el ovillo” o “dime como
corres y te diré quien eres”, así pudo ser que a lo lejos, Juanan me diera un
bocinazo y entre alegría de vernos, allende los mares de más allá de nuestro
Terruño, me dijera –Te he visto a lo lejos, pero por la forma de correr sabía
que eras tú-. Yo iba trontoneando enfundado cuerpo y cabeza, porque frío hacía
un poco bastante, pero claro aunque “la mona se vista de seda mona se queda”.
NOTA: De estos tiempos de atrás, donde el viento y frío mandaban. Las fotos corresponden con el Camino de Santiago 2014.

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