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jueves, 20 de agosto de 2015

De San Nicolás de Bujaruelo al Vignemale

En la tarde del 28 de julio instalamos las tiendas en el campig de Bujaruelo (al lado del puente romano). Que pequeño es el mundo, en la terraza del bar nos encontramos con Sara y Miguel, que están dando cuenta de una buena cena, pues el recorrido del día ha sido completito; así, con una gran sonrisa de satisfacción, nos cuentan que mañana les espera un buen spa.

Nuestro Plan era el siguiente:

Primer día, 29 de julio:

San Nicolas de Bujaruelo (1.342m)-Cabaña de pastores (1.596m) la dejamos a la izquierda- Seguimos el Valle del río Ara hasta el fondo- Puerto de Mulos (2.594m)- Refugio de Oulettes de Gaube (2.151m)- Collado de Ossoue (2.734m), fueron dos horas de interminable subida- Petit Vignemale (3.032m)-Refugio de Baysellance(2.654M).

Segundo día, 30 de julio:

Refugio de Bayssellance (2.654m)- Vignemale (3.299m).

Tercer día (30 de julio):

Refugio Baysellance (2.654m)-Embalse de Ossoue (1.834m) – Cabaña de Loudes (1.947m)- Puerto de Bernature (2.342m)- Lago de Bernature (2.280m)  ascendemos un poquito y luego todo bajada- Enlace con senda del puerto de Bujaruelo (1.640 m), junto a la torreta eléctrica- San Nicolas de Bujaruelo (1.342m).

Otra vez nos encotramos en la amplia pradera de Bujaruelo. Volvemos a cruzar el puente romano, pero ahora vamos a ir paralelo al margen derecho del río Ara hasta su nacimiento. Son uso 14 km en continuo ascenso con algún que otro sube y baja. Nuestro pasos se dejan llevar por la belleza de los márgenes del río Ara, hasta dejarnos a los pies (2.354m) de la subida al puerto de Mulos (2.554m). La bajada nos deja un valle impresionante; el glaciar de Oulettes se muestra en imponentes dibujos agrietados.

A las puertas del refugio de Oulettes aprovechamos para comer. Son las 15,30 horas
cuando iniciamos el ascenso continuado al collado de Ossoue, encontrándonos en su
Desde el Petit Vignemales divisamos esto.
cima a las 17,10 horas. Nos animamos y seguimos has el Petit Vignemale (3.032m). Desde la comida han sido 900 metros de ascenso continuado, desde su cima, las nubes que andan juguetonas, de vez en cuando nos dejan magníficas imágenes, que hacen que el esfuerzo merezca la pena.

Son poco más de las 18,30 y estamos entrando en un abarrotado refugio de Ouettes. Al frente y hacia la derecha podemos ver el Vignemale con un glaciar que impone. La tarde ha sido invadida por nubes y la bajada de temperatura es notable.

7,30 horas de la mañana del día 29 de julio. La lluvia es incesante, haciendo impracticable el llevar acabo nuestro objetivo: Atravesar el glaciar y cumbrear el vignemale.

Entre incesante lluvia vamos realizando la aproximación al San Nicolas de Bujaruelo, para cerrar el círculo. Desde el refugio tenemos una bajada continuada hasta a presa de Ossoue, la dejamos a la izquiera (en su fondo se aprecia un aparcamiento). Durante el recorrido las nubes nos hacen un doble juego, unas nos lanzan una abundante lluvia y otras nos muestran un mar de nubes que dejan bellos paisajes.

El lado francés se va achicando y un lento ascenso nos va aproximando para acometer la subida al puerto de Bernatuara, punto que divide España y Francia. Bajamos a la laguna glaciar de Bernatuara, desde aquí nos quedan aproximadamente dos horas y medias hasta Bujaruelo. Subimos un pequeño collado para dejarnos en una extensa pradera. Muy pronto se ve el valle que crea el ascenso al puerto de Bujaruelo.

Tras cruzar un puente metálico que nos deja vía libre para unirnos a la senda que asciende al Puerto de Bujaruelo (torreta de las eléctricas); desde este punto (unos 45 minutos) y en descenso nos deja a los pies del puente romano.

Ruta exigente y de dificultada técnica moderada, pero que si cada uno se aplica el ritmo adecuado de disfrute la experiencia te dejará una calada huella.

Planfícala y disfrútala. ¡Te encantará

Os dejo el track e información sobre esta ruta en este enlace:
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Roberto nos ha hecho este reportaje fotográfico:

Y aquí otras poquitas más:
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lunes, 3 de agosto de 2015

Valle Ossoue

Acabamos de llegar al refugio de Bayssellance, de modo casino vamos dejando los trastos en un refugio a rebosar. El comedor está hasta los topes, cada una de las banquetas están apretadas de casados músculos que sostienen revista que cansinamente ojean.
Nuestras cortas frases seguidas de entrecortadas sonrisas no interrumpen tamaño silencioso cansino que invade la estancia. Hablamos en gestos e idiomas diferentes, y sólo un tímido cruce en las estrecheces del lugar, nos enfrenta con la redonda y amofletada cara sonrojada de bisoñez que, con sonrisa de mirada, esboza un saludo en un esforzado juego de letras asemejado al español.

Son las 8 de la mañana e intermitentes grupos van saliendo. La lluvia es constante e incesante. Era lo previsto (meteoblue no falla). Unos retornan, otros se pierden en el estrecho horizonte de increpadas subidas y bajadas.

Son las 10,00 horas de la mañana. La decisión está tomada, suspendemos la subida al Vignemale y su cresterio e iniciamos el regreso hacia el refugio de Bujaruelo.

La ruta prevista es bajar hacia la izquierda del refugio tomar la senda de bajada hacia el valle de Ossoue, dejar a la izquierda el embalse de Ossoue, ascender un poquillo para entrar al valle de Canau, seguir el río en contra de sus descenso para cruzarlo y entrar en España por el puerto de la Bernatuara, bajando a la laguna glaciar por una senda pedragosa, bordear la laguna, ascender y bajar hasta las eléctricas donde se une con la senda de subida al puerto de Bujaruelo.

Nos esperan 16 km de impresionantes vista, bajo un incesante manto de lluvia y juego de nubes, bien por sus arribas o sus abajos de los valles. Nubes que conforman la perfecta tramoya de un escenario que se cierra y abre ante un espectáculo en el que espectador es un personaje secundario de cada nueva escena que aparece.

Estamos bajando hacia el valle de Ossoue, poco a poco al fondo y a la derecha va creciendo una impresionante caída de agua, que con sonoro ruido amortigua la insistente lluvia. Unas veces se esconde, otras se muestra, pero a cada paso su cercanía se siente. Llueve y una bruma marca la caída del torrente de agua en vertical.

La fuerza de las aguas rompe el sendero, impone respeto. No sin dudas y cuidados nos obliga a enlazar con el sendero. Mientras al otro lado, siguen y titubean. Es el momento de hablar todos el mismo idioma.


Una familia de a cinco enlazan con el imprevisto y momentáneo puente que se extiende. Palabras de apoyo, indicaciones de movimientos, unión de manos, sonrisas de agradecimiento y signos de éxitos. Todos hablamos el mismo idioma y todos sentimos la misma sonrisa de alegría.

miércoles, 17 de junio de 2015

Al filo de la emoción o atrochamiento


Basarte en los indicadores abalados por la repetición de sucesos, hacer “inteligencia deductiva” de los indicios naturales, seguir las estrellas, entender la evolución de las nubes, los vientos, el sol, orientarte por la disposición de las plantas o el alargamiento de las sombras son algunos o parte de los indicadores que aportan suficiente información, a un buen experto y conocedor de la naturaleza, para dirigir sus paso y actos en plena naturaleza.


Otros más noveles y menos conocedores de los indicios, indicadores o elementos que la naturaleza deposita sabiamente hace que dejemos el hacer a otros más versados, siguiendo a la chita callando sus decisiones, giros y direcciones, pero, cuándo…

Los modernos tiempos han aportado un valor añadido que es el “manitú supremo” que está por encima de las tradicionales valoraciones de tiempos pasados para ser el perfecto instrumento guía de tiempos actuales.

Entonces,… ¡Ahh!..., es ese preciso instante cuando, el “manitú supremo”, es empuñado por la mano y acariciado por los dedos cuando se pone en funcionamiento incontables algoritmos bajo destellos de ceros y unos que trazan un camino inequívoco e incontestable en líneas de gps sin margen a error.

Quien en sus manos dispone de un gps, en ese momento con su dedo señalador se ha convertido en el “dedo de dios” que marca el camino con certeza y rigor.

Pero desde el inicio de los tiempos, la naturaleza es la naturaleza y un mismo espacio se convierte en figura cambiante. Cambiante es su figura, cambiante sus caminos, cambiante sus olores y cambiante es su paisaje.


Ante una naturaleza sabiamente variable y un gps inflexible surge el instinto humano llamado “atrochamiento”, figura que es la bisectriz intermedia que se crea entre la sabia variable naturaleza y la señal inflexible del gepeese. Bisectriz que se manifiesta en  “trepes” y “destrepes” bajo el recelo humanoide conservacionista de si dudas o no estás convencido, mejor  no lo hagas.

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