domingo, 7 de agosto de 2016

El asombroso viaje de Pomponio Flato

"Nadie miente del todo, y aun si lo hace,
toda mentira contiene un elemento de verdad.
 O su contrario.” (Pomponio Flato).

Me he adentrado en una novela corta (apenas 200 páginas). Eduardo de Mendoza y a través de Pomponio Flato, buscador de la fuente del saber, que le obliga a beber de las más insospechadas aguas que le provocan fuertes diarreas, cuando no flatulencias; sin quererlo, se ve envuelto en una actividad investigatoria con el fin de exculpar al insulso y conformista José y será el espabilo de su hijo, Jesús, un diablillo de chiquillo que se le augura un dudoso porvenir, el que le obligue a indagar la realidad de los hechos.

Nos encontramos en la región de Judea, ante una convulsa sociedad judía, que quiere librarse de la ocupación romana, y será Nazaret el epicentro del devenir diario de esta novela, en la que Eduardo de Mendoza no va presentado personajes y situaciones cotidianas.

María y José, que tras un dudoso pasado vuelven a Nazaret. José retoma su actividad de carpintero, y consecuencia de ello se ve acusado de un crimen, asentado al rico Epulón. La casual aparición de Pomponio, con una visión de la justicia peculiar “Y si algo he aprendido es esto: que la Naturaleza no es justa ni la justicia es parte del orden natural. En el orden natural, al quien pertenecemos todos, el animal más fuerte se come el más débil”, que se describe hombre “perteneciente a la orden ecuestre, forastero para unos, gentil para los suyos y un filósofo incrédulo”, será el personaje que desde su facundia habilidad ira dando importantes pasos aclaratorios, favorecidos por la prorroga especulativa de suelo entre las autoridades judías y romanas o lo que es igual sumo sacerdote y tribuno, respectivamente.

Entre medias de esta actividad detectivesca aparecerán personajes de diversa índole y con importante carga bíblica, que no te dejaran de sorprender: Lázaro, pobre y marginal, que se desenvuelve con especial diatriba “no confiéis en las apariencias. Los hombres son malos. Las mujeres también. No todos ni todas. En distinguir estriba la dificultad. Uno parece bueno y no lo es; el de al lado, lo contrario” o Zacarías y Juan su hijo un rufián en ciernes o el simplón soldado Quadrato.


Novela entretenida y divertida que no tiene desperdicio, desde la ingenuidad de explicación de hechos de vida y personajes cotidianos, con el fin de determinar la culpabilidad o no de un asesinato, nos adentra en el prólogo de lo que posteriormente sería uno de los grandes hechos históricos y religiosos, es decir Jesús, hijo de José y María, convertido en Jesucristo.

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