Pero a mí me ha dejado un agradable
sabor de boca, sin entrar en el rigor que debe merecer una novela histórica, es sorprendente ver la
cohesión de la sociedad, el salir de la cavernas para crear una sociedad entorno
a un poblado, ir creando unos roles, normas de convivencias, fijar los avances
en la observación del comportamiento de la naturaleza, aprender de la
observación y del ensayo error.
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Así desde sus inicios el hombre
aparece como domesticador, controlador y explotador de los medios que sirven
para sus intereses. “He visto un agujero en el alma de ese hombre un agujero
profundo y voraz como el hambre que nunca se sacia.” Quizás el hombre es
insaciable por naturaleza. Sin embargo en esa naciente sociedad surgen
reflexiones “La creencia de que los hombres
tienen el poder de dominar la Tierra en su propio beneficio es errónea.”.
Aprender a controlar el agua,
domesticar animales, aprender almacenar, controlar la recogida de frutos, el
fuego... es decir superar un entorno inestable y sometido a tensiones, donde la
danza les proporcionaba salud mental y física, cuando no otras que les comunica con las divinidades.
Desde la seguridad de la sociedad
que se va construyendo surgen necesidades de mantener contacto y comunicación
con otras tribus, porque “en el camino que nadie pisa se crían malas hierbas y
crecen zarzas”, pero también surgen los enfrentamientos “de las peleas y los
fuegos nacen guerras e incendios devastadores”.
Superar el miedo para vivir fuera
de las cavernas, superar el miedo para salir de la seguridad que da el instinto
de pertenencia a la manada, al rebaño o a la comunidad es mirar al miedo de
frente y hacer lo que crees que no puedes hacer para ganar fortaleza, coraje y
confianza. “.. que los llevaba a obrar de manera cruel con aquellos que no
formaban parte de su grupo. El miedo hacia emerger esa facultad innata del ser humano, pero sobre todo de los animales
para llevar a cabo determinados comportamiento dirigidos a la conservación de
la espacios sin tener que recurrir a la experiencia y el aprendizaje”.
Cuando la aldea siente la amenaza
de la destrucción por una contagiosa enfermedad que no aciertan a poner
remedio, surge el primer héroe, el elegido para buscar allá en lo desconocido
un remedio que asegure el futuro de la comunidad. “-Como muchos otros, somos
animales de costumbre, nos hemos adaptado a nuestro entorno, un entorno que
dominamos y que nos proporciona unas comodidades que nos asusta perder. Por
eso, cuando como ahora hay algo que amenaza esa paz, es el momento de hacer
justo lo contrario, no quedarnos aquí observando cómo pasan las lunas sino reunir
el valor necesario para dar el paso y dejar nuestro mundo conocido, exponernos
la riesgo y movernos.”
El Primer Héroe de Martí Ginonell es
un cúmulo de reflexiones de una sociedad de hace más de 5000 años, pero que sus
miedos, luchas, angustias y forma de vivir y afrontar los problemas no difieren
de esta moderna sociedad de siglo XXI, salvando las distancias tecnológicas.
“Tengo la sensación de que debemos empezar a creer más en nosotros mismo y
menos en los dioses. No digo que lo desatendamos, pero no hemos de depender
tanto de ellos insisto. Creo en todo lo que podemos hacer si nos lo proponemos.
Habrá tropiezo, y no siempre lo lograremos, pero solo dependemos de nosotros
mismos”.

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