Después de muchos, muchos años,
esta vez me infiltren furtivamente en la maratón de Madrid. Consumí km y km
entre los atletas inscritos y participantes de la XXXVII edición. De esta
experiencia no voy a entrar en sensaciones, ni en mi adormecido espíritu
maratoniano, que lo dejaré para otra oportuna ocasión. Hoy voy a lo práctico,
que es la imagen de tanto corredor que usando de líquidos, sólidos, geles y
barritas; sin miramientos tiran el contenedor de líquido, gel o envoltorio
alegremente, esparciéndolo por doquier, no sólo en las zonas de avituallamiento
sino en cualquier parte de recorrido. Esto que vi, en varias veces he comentado, y, con
criterios, me han dicho que todo ello está
controlado bajo un despliegue de limpieza que sigue a los últimos
corredores. Será así.
¡Claro!, que una persona como yo,
de manías antiguas, en la que el correr era parte del sometimiento del cuerpo a
disciplina, en donde el control de necesidades y caprichos estaba sometido a el
rigor de autoexigencia, respeto y pudor; si bien, llego a comprender ese actual
despliegue de medios, para que el atleta actúe sin control ni medida para
arrojar envoltorios, papeles y tubos por doquier, porque todo está bajo el
control de expertos equipos de limpieza, lo admito, aunque sea a regañadientes;
pero me niego rotundamente a admitir la imagen de enfilados despliegue de
atletas con la “pitorra en la mano”, desplegado en la acera y por muralla unos
setos donde sus micciones se espacian libre y alegremente, mientras viandantes (hombres,
mujeres, niños,…) paseaban por la plaza de Oriente ajenos a retos y
heroicidades, pero que contemplaban atónitos tamaña desvergüenza. Digo no. Me
niego a admitir este tipo de anexos al gran espectáculos del maratón por ser una
actividad deportiva llena de pundonor y entrega.
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En los Yébenes |
Quiero seguir en esta línea, y
este pasado domingo pude comprobar, que los hábitos descritos siguen
extendiéndose, en concreto: II Carrera Montes de Toledo en los Yébenes, allí nos
concentramos atletas de montaña, donde pantalones y mallas envueltas en
bolsillos y mochilas, donde agua, geles, barritas y diversos envoltorios
estratégicamente van repartidos por
nuestro cuerpo.
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Instantánea sin más |
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Inicio y subida |
El tórrido calor amparándose en
recovecos de abrigaos hacen clavar la vista en el suelo, casi cuentas las
piedras, las plantas, los olores,.. eres
tú y la naturaleza, tú fuerza y los kilómetros, no hay nadie más. ¡Espera!,
¡Retrocede! He dicho contar “las piedras, las plantas, los olores,..” No, quería decir cuentas envoltorios, botes de
geles y suciedad esparcida por los que invadimos la montaña.
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Animador, ¡Gracias! |
¡¡Juega limpio!!, porque la mejor
huella del atleta no es la que dejas tirada bajo el esfuerzo de tus zancadas.
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Brazo de gigante |
Y por supuesto, como te vas de los Yébenes,... sin probar una buena ración de venao.
A Carlos Peño,

Recupérate, para dejar de ser un brillante animador.
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