domingo, 10 de mayo de 2020

Buscando el agua

Por fin siento “un cacho” de libertad. Muchos días sometidos a mucha información, que por desgracia es difícil apartar. Pero entre medias se cuela un hilo de esperanza: Ha llovido y con ganas y, aunque forzaos, hemos dejado a la naturaleza campar a su anchas.

Cojo camino Navarro y tras pedaleos llego a mi primer punto: El puente de la Tamarilla. Ni gota de agua. Cuidáo en las fechas que nos andamos  y ni una gota de agua que lleva éste, ya tristón río Gigüela. Mal vamos, pienso pa mis adentros. No quiero ser agorero, ni aprendiz de técnico, `pero esto no es buena señal.

Giro a la izquierda y pedaleo en expedición. Voy río arriba en busca de su agua de este castigado Cigüela, que vuelve a mostrar su cara más amarga: El agua brilla por su ausencia. Mal pinta esto, Este año allá por los arribas, en termino de Cuenca ha nevado, pero según tengo entendido (por los partes del tiempo ha llovido con consistencia por el otoño-invierno. No quiero pensar mal, porque técnico hidrográfico, ni meteorológico, ni estudioso de estas artes de las lluvias y situaciones climáticas soy; pero no me gusta ni un pelo esto que voy viendo.

Siguiente parada, y tras cruzar la carretera Quero. Me paro para disfrutar de las primeras vistas de la laguna Grande. Me da un bajón. Está sin apenas agua, simplemente muestra un angustioso charcón en su centro que lo ha producido la escorrentía de estas lluvias. Pero bueno!, cómo puede ser. Será que las fotos que me han llegao, solamente dependen del lao que una quiere enseñar. Angustia y tristeza, porque esto barrunta, dentro de mi ignorancia, que se nos va a presentar un nuevo año de barros resquebrajaos de triste mirar.

Parada intermedia, siempre, que puedo me gusta seguir el carril que me lleva a lo altozano y divisar las lagunas desde el este (desde aquí parece que todo se ve mejor o no, todo depende). Se ven la Chica a la derecha y la Grande a la izquierda, siempre muestran un bello espectáculo; pero el paisaje lunar blanquecino, rodeado por apenas una lámina de agua dejan una visión de desesperación, que te golpea cuan martillo de Thor, al divisar su aura blancuzca intensa y empoderada que muestra la laguna Grande. Siendo un nadie en conocimiento de aguas y respuestas de la naturaleza, me siento triste; una tristeza que me asusta. Asusta mi futuro, mi identidad, mi orgullo y el casi abatimiento por desesperanza por sentir que hemos perdido, al tener que entregarnos a esta nueva normalidad. Si  el río no lleva agua, si  por el entráero de toda la vida no pasa el agua, nuestra historia será otra. Líbreme nadie de llamarme pájaro de mal agüero, que para eso están los agur y yo no lo soy. Soy uno más de pueblo y sin más conocimiento (si se le puede llamar) que es el que  te da la vida y nada más.

Después de tanto tiempo encogío, no estoy llevando mal este pedalear. Parada rápida en la reja: Agua. Hilo de esperanza que se mete por el Caz. Alegría dentro de este valle de lágrimas que nos viene acompañando desde hace años (me atrevo a decir última dos décadas, con el apretón de estos últimos años). Pero no puedo afirmar, porque no soy de apuntar datos, ni analizar litros de agua, temperaturas, periodos de lluvias y un sinfín de documentación y estudios técnicos, que solo manejan expertos, estudiosos y científicos o comités, y con ello, ellos  son capaces de buscar las causas, la variabilidad de probabilidades e incluso los remedios para poder enmendar a esto que parece ser  que va a ser lo que vamos a tener.

Cojo camino y manta, pedaleo tras pedaleo paso entre pinares, bordeo la Chica y la Grande y enfilo camino de las lagunas para casa. Sólo pienso, y todo basado en mi nulo conocimiento, pero abalado por la experiencia de un lugareño cargado en años, y me digo, al igual que quedan lejos aquellas tardes de baños y entrañables meriendas a la orilla de agua de la lagunas, queda lejos la esperanza de que hogaño las lagunas vuelvan a tener agua. Quizás vivamos un triste verano por muchas otras cosas, pero mi pronóstico, desde la ignorancia, me dice que este año las lagunas las volveremos a ver secas.

A todo esto pido que, esto que pronostico, este basado en un error de cálculo de mis falsos números y nulos conocimientos técnicos, porque espero y deseo que los conocimientos de los entendidos, técnicos, sabios o comité de expertos en la materia digan otras cosas e incluso apunten buenas maneras para dar con el remedio, que a fin y al cabo, ellos son los que saben, conocen y analizan los números, datos y estudios adecuaos para marrarse bien poco, y los demás nos alegraremos de sus buenos aciertos, sobre todo en buscar los remedios.

Que tardes aquellas de baños y largas meriendas.



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