lunes, 18 de julio de 2016

La maleta

Dime con que maleta viajas y te diré quién eres, componiendo el refrán a esto del viajar, me lleva a entender que hoy en día la maleta marca una forma de vida.

Si la televisión en los hogares es un elemento común y repetido, también nos encontramos que existe una diversidad de maletas que ocupan espacios dispuestas a liderar viajes. Sin entrar en la complejidad de adquirir un modelo que cumpla los imprescindibles requisitos de versatilidad, durabilidad y, porque no, diseño, al final nos encontramos que disponemos de varios de estos necesarios artilugios que guardarán celosamente los objetos personales imprescindibles para desplazarnos, sobretodo,  desde nuestro diario a destinos puntuales.

Vacaciones o trabajos, dos grandes categorías que contiene una complejidad y diversidad de emociones, entre medias de este contenido emocional surge lo práctico y efectivo, que sin duda alguno se adquiere con la habilidad de frecuencia de desplazamientos.

Yo he aprendido a disponer mi maleta en tiempo record y llevar al mismo tiempo lo necesario. Necesito poco más de cinco minutos para depositar mi neceser, ropa interior, traje y las camisas necesarias entre otras cosas, y siempre, entre medias dejar el hueco suficiente para mi ropa deportiva, que  en cualquier viaje me acompaña, porque el saber que llevo mi equipación deportiva me abre una pequeña ventana de esperanza para patear la ciudad desencorsetado del a vorágine del trabajo que me ha llevado a esa ciudad.


Muchas veces viajar, quizás, me lleve a nuevos retos profesionales, pero lo que sí es seguro es que, desde hace mucho tiempo, dejar un hueco en la maleta  para mis zapatillas me asegura patear la ciudad como turista hurtador de rincones que brotan de la oscuridad ante un nuevo amanecer.


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