Anoche antes de dejarme entregarme
al Morfeo Apócrifo (Por eso de echar el primer sueño), Aurelio Redondo me dejo
con un “come come” después de ver su fotos sobre los frescos costumbristas de
otras épocas, que gritan desesperación por las desoladas ruinas que cada vez más circundan nuestras
tierras.
Así que en la mañana di un giro a
lo previsto y saliendo por los alfareros enfile camino Madridejos para
reencontrarme con el escenario de pinturas. El camino tranquilo y después de
girar hacia la derecha noventa grados, por el camino Tembleque desde Camuñas,
en km y medio te encuentras con las pinturas.
Puede que la información se extendió
como la pólvora y ahí, en el Palomar de Alcoberdas, nos encontrábamos un vecino de Camuñas y un mixto de
ascendencia de Madridejos y viviendo en Camuñas y yo.
Las pinturas es para verlas
tranquilo, son evocadoras de otros tiempos pero llenas de fuerza reivindicativa, Hombre y mujer entregados al descanso meditativo, lumbre que da calor,
caldereta como símbolo de higiene y baños de otra época de donde surge imponente y
llamativa una joven, a la espalda un niño ve volar una palomas (será esperanza
de dar la vuelta a todo esto) y la iluminaria de un candil que implora futuro.
En la revuelta y uniendo el amasijo de olvidos y ruinas la huerta, el riego y
la hortaliza entre soles.
Disfruté con mi interpretación, me
sosegó, dio esperanzas y me hizo creer que existen ideas y luchas que son
independientes, creativas y con la suficiente voz para dar un giro que revierta el determinismo al que nos están dirigiendo: Degradación y
desaparición de este mundo rural.
Con la escopeta harta de zarandear conejos, entre perros con lengua de
cansancio, él, otro y yo departimos palabras y opiniones. Mi siguiente punto era
surcar la Vereda. Seguir vereda adelante, disfrutar de sus anchos en silencio,
saber que sus jóvenes pinos tratan de sujetar los aprietos de lo que fue un
trasiego de ganado transhumante.
Al llegar a la Chopera me desvío hacia la laguna de Peñahueca,
entro en los humedales temporales, donde la señalítica está desdibujada por el
tiempo. Más adelante dejo a un km la laguna del Taray (Laguna privada que mejor se
conserva en los entornos) me acerco a la laguna Chica: Recubierta de un blanco
impoluto, inmaculado que embellecería el entorno si su significado no fuera
abandono y desolación de una agónica muerte en soledad llena de blanco en lutao.
Antes del final me encuentro la
Laguna Grande, única laguna permanente en muchos kilómetros a la redonda, pero
eso fue antes. Ahora no hay agua, ni hay
dibujos o pinturas que griten entre el cúmulo de ruinas, solo ahí desolación
blanquecina que cruje bajo las ruedas y descubre esqueletos de vida hoy
tristemente desaparecida.
Llego a Villafranca de los
Caballeros, lugar de donde nací, vivo y … no sé qué futuro queda. Lo que cierto
es @poto.grafia marigomes, pintora al parecer de Madridejos ha sabido levantar
la voz con arte y elegancia para decir basta no queremos desaparecer en este determinismo que nos dirigen.
Track Ruta Circular Villafranca de los Caballeros - Palomar Alcoberdas - La Vereda - Humedales de Villafranca - Villafranca de los Caballeros (40 km):