sábado, 2 de mayo de 2020

La Economía del Azaon

Confinado y con un terreno de poco más de 40 metros cuadrado de tierra (tengo suerte), y atendiendo ideas, descubrí que cavar un día y otro era una manera de hacer deporte y así le he dado una y otra vuelta.

Pero es cierto que en cada azada, hoy y siempre, me he acordado de mi padre. Él un hombre hecho en la “economía del azaón”.

Fue el mayor, cuando en la posguerra era un niño. Tuvo que aprender a buscarse las “habichuelas”, antes que saber las “cuatro reglas” (aunque afortunadamente el abuelo Florencio, su padre, le hizo ver lo importante de saber y aprender).

Le quedo gravado a fuego dos cosas: La familia y el trabajo. La primera la vida le iba en ello, de hecho cualquier sacrificio o penuria ante para él que ver alguien de los suyos padeciendo. La segunda, el trabajo, donde los callos en las manos y en los pies (llego a jugar al futbol sin calzao para no gastarlo, ni estropearlo, que no había otro) era su base incansable para sacar su familia adelante, el uno y el dos siempre los llevo unido.

Esto de dar azaonas como deporte me trae un recuerdo que sonsaca una sonrisa, -los domingo, si no iba a trabajar salía al campo y con el azaon cavaba hasta hacer un hilo lo más recto y largo posible, esa era mi diversión-, más de una vez me lo recordaba. -Huye de estas “miserias” que con ello no se adelanta na-, pero él siempre se aferró al duro trabajo de agricultor de sol a sol, de azaon al hombro, de hoyos para viñas, olivas u otros menesteres, donde el brío que le prestaba al azaon dejaba un zumbido que me imponía.

Nunca se ganó “el pan a traición”, pero siempre tenía un miedo, retroceder a aquellos años duros, donde el mendrugo de pan era todo un lujo; por ello tener siempre un apartao con cuatro gallinas, un par de pichones, unos sacos de trigo y una chiva era asegurar su autoconsumo, y no quiero decir nada del reciclaje, donde el plato de comida no quedaba ni “zarapeta”: los hueso bien limpios para el gato, para las gallinas las mondaduras de naranjas, peras o plátanos y la chiva de todo el resto daba cuenta, vamos que no se extrozaba  nada y nada se tiraba, porque todo tenía un provecho.


Él nunca entendió no llevarse un bocao a la boca sin trabajar y su vida fue eso: Trabajar, trabajar y trabajar. Ah! Y algunas veces con cuidao que no anduviera la Guardía Civil entre los caminos por ser Fiesta de Guardar.

Que deporte más extraño me he buscado durante el confinamiento, cavar y cavar mis apenas cuarenta metros.

Otra vez estoy que casi acabo.

Una mañana entre los ramillazos de las olivas oigo la voz que me dice ¡Vamonos!-, no digo nada, simplemente cojo el hato  y nos marchamos. Él superaba los ochenta años, yo comprendí que desde ese momento las cosas ya no serían igual.

Paso el rastillo envuelto en el sudor de mi entreno en confinamiento.


Él, hoy, supera los noventa lleva confinado sesenta días, si pudiera preguntarle cómo estás, él  a buen seguro, que desde la mirada perdida,  esbozaría una sonrisa y diría –bien- y seguiría envuelto en su mundo extraño y sin entender que aquella economía del azaón que nos hizo crecer hoy nos está rondando, pero quizás desde aquel ayer hasta el actual hoy necesitemos las fuerzas, las agallas y el coraje de aquella gran generación de trabajadores para afrontar este retroceso en lo que creíamos que aquellos tiempos eran cuentos de viejos que no se habían adaptado a esta vida moderna.


miércoles, 22 de abril de 2020

No somos nadie



No somos Nadie
Siempre de pequeño me llamo la atención, cuando con voz misteriosa, ahuecada y envuelta en silencios lúgubres de oscuros lutos, oía decir “no somos nadie”. Esa expresión creaba en mi un miedo: convertirte en algo confundido en las entrañas de la tierra por el trabajo laborioso de unos bichos.

39 días enterrados, donde desde las entrañas de la tierra los laboriosos bichos dan vida a la naturaleza, como ley de vida que es.

No somos nadie, porque la naturaleza manda.


Nunca aprenderemos.






sábado, 28 de marzo de 2020

Héroes



Hace años, todo hecho un manojo de nervios, y después de casi veinticuatro horas de tensión que nos había llegado hasta el alma. El Dr. Muñoz, un profesional de la medicina como la copa un  pino, con su habitual rictus serio, secante y hombre de pocas bromas nos comentó, de manera tajante “no hay que hacer caso de cualquier cantamañanas”.

Quizás, nuestra sociedad no ha vivido una crisis tan extrema desde la Guerra Civil. hoy estamos en el momento de darlo todo sin "remilgos", es tiempo de mostrar lo mejor de lo nuestro y para ello es importante alejarnos de cantamañanas, como son los chalatanes de tres al cuarto que nos marean para llevarnos de un lado a otro, o los vividores del cuento echaculpas interesados, cuando no aquellos lameculos y abrazafarolas, sin dejar a los sinvergüenzas caza fortunas o lo que se creen unos listillos porque hacen de la cuarentena o el confinamiento de su capa un sayo.

Y entre medias de todo esto, se encuentra una generación de héroes que sufrieron la guerra civil, vivieron los años del hambre, trabajaron de manera incansable e hicieron de su vida un sacrificio porque no querían que sus hijos vivieran lo que ellos habían sufrido. Hoy después de una vida de lucha constante, sin quererlo y sin tener obligación, se han puesto en la primera línea de fuego o quizás, nos han vuelto a hacer la jugarreta, porque nos vuelven a ver con esos ojos de los padres, que siempre fueron, y que aún siguen buscando lo mejor para nosotros.


Ellos viejos, la generación sacrificada, sí son héroes, por ello tratémoslos con el honor que se merecen y cumplamos con nuestras obligaciones con el rigor y lealtad que se merecen, porque esto es lo que aquella generación, hoy sacrificada, les hará sentirse orgullosa y sentirán que su esfuerzo ha merecido la pena.


lunes, 23 de marzo de 2020

Estamos juntos

Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. (El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha).

Queda poco, va llegando la hora. Es la hora de volver a la realidad. Otro día, duro y quedan. De manera invisible el mundo, nuestro mundo se ha roto en mil pedazos de cristal.

Seguimos noqueados, pero debemos sobreponernos porque queremos seguir y estar juntos, aunque hoy los miles de kilómetros que nos separan son más largos, más duros, más angustiosos.
¡Viva Italia!
¡Viva España!
¡Viva mi Familia!

jueves, 19 de marzo de 2020

Aplausos


Cada mañana salgo a una calle llena de silencio. Es el comienzo de jornadas extrañas y distintas. Todo ha cambiado, ahora me enfrento a unas calles llenas de miedos, silencios, angustias, temores, incertidumbres,… pero es el momento de estar (no quiero cobardes) cada uno donde debe estar, porque todos juntos, desde nuestra responsabilidad, nos hacemos una sociedad fuerte, donde uno más uno sumen cinco, para ser capaz de salir de este infierno invisible y poder recuperar nuestra libertad.

Me encanta la música desde los balcones, los cantos, las muestras de optimismo, ánimos, solidaridad y aplausos, creo que esto último nos traslada lo mejor de nosotros, que es fuerza, ganas, ánimo, lucha, constancia, unidad y la entereza de ser una sociedad dispuesta afrontar unida y sin fisuras este ardua batalla, porque sólo hay un objetivo: recuperar nuestra libertad, pero esta será más completa cuanto menos gente nos dejemos atrás.

Cada uno, debemos hacer lo que estamos obligados (no quiero cobardes). Yo así lo quiero, porque quiero que llegue el mañana en el que vuelvan a desaparecer las distancias. Sueño con poder abrazar a mis hijos, mi nieta y mi mujer. Quiero que así pronto sea el mañana.

No quiero cerrar los ojos para ver otro distinto mañana.
Quiero aplausos que unan.
Con un trago de giniebla, Va por todos vosotros.
En el Día del Padre a mis hijos y toda mi familia (Dubái, Olevano Sul Tusciano, Madrid, Alcalá de Henares y Villafranca de los Caballeros)


miércoles, 16 de octubre de 2019

Comienza un nuevo ciclo! ¡Veremos!.

Dos años y otro intento de nuevo.

El tiempo ha pasado y nos ha dejado algo más mayores, nos ha deparado alegrías, tristezas y cambios e incluso importantes giros.

Es empezar de nuevo, buscar en el recóndito esqueleto el perdido ritmo, superar las dificultades del novel corredor, apoyarse en la madurez mental de la experiencia del pasado, pero partir de la realidad, donde el paso del tiempo ha creado grietas profundas que han roto rutinas, costumbres y ritmo, sin duda hoy más difíciles de recuperar.

Sólo queda la constancia, la perseverancia de buscar el nuevo ritmo, los nuevos objetivos y el nuevo disfrute, así ha sido otras veces y así debe ser ahora.

… Quizás sea cuestión de tiempo.


Veremos a ver

viernes, 4 de octubre de 2019

Ruta los Faros

Desde hace aproximadamente 10 años se ha desarrollado el Camino de los Faros, senderos que transcurren por el borde de la costa, conocida como costa de la Muerte. Este camino te lleva desde Malpica de Bergantiños hasta Finisterre.

Ruta bonita e interesante que ha dado un paso más y es poder hacerla en BTT. Así nos aventuramos mi hijo y yo, y este fue el planning:

Etapa 1
La Primera etapa comenzó interesante: subidas de vértigo llenas de impresionantes vistas, pero pronto surgieron durezas, donde sendas intransitables y de elevada dificultad por estar invadida por la vegetación, además de encontrarnos con sendas que era necesario tirar de bici con la ayuda del compañero.
Después de a 30 km hicimos rectificaciones para llega a Neaño. Fue allí donde cuatro vascos senderista, que venían en camino inverso nos hablan de las dificultades y que analicemos cuidadosamente las etapas que teníamos marcadas.

Track etapa 1: 
Etapa 2.
Desde Neaño a Camariñas, nos sorprendió una temperatura agradable que facilito la dureza del recorrido, aun con rectificaciones sobre el track oficial, pero mereció la pena, si bien al final de la etapa comenzó una llovizna, pero nos dio la posibilidad de disfrutar de Atlántico en estado puro.

Track etapa 2
Etapa 3.

Como dicen los expertos fue una etapa de transición, pero que con un fallo programático que afecto de manera importante a la última etapa.
Por error, la reserva y mi mala interpretación reserve en Merexo, perteneciente a la parroquia de San Martiño y dentro del municipio de Muxía. En definitiva que finalizaba 6 km antes de llegar a Muxía y está sorpresa no la encontramos en el mismo Muxía, asi que vuelta atrás.  No obstante el enclave del hotel era fantástico y pudimos saborear una suculenta comida en casa Carmela (importante reservar que es pequeñito el lugar).
Ahh!! El track que he subido hace un extraño en su final, pero que en nada afecta al recorrido realizado.

Track etapa 3
Etapa 4

Después repetir el recorrido para llegar a Muxía, donde nos hicimos una entretenía, a la que estábamos obligados, pero que nos retrasó como ya he dicho.
Muxía nos recibió con tímido sol, pero fue a la salida de la localidad, para iniciar una interminable ascensión cuando comenzó a azotarnos una importante lluvia con incesante viento frontal. Quedaba recorrido para finalizar y el tiempo perdido sumaba desesperanza al poco disfrute que nos estaba dando esta última etapa, por su nula visibilidad, incesante lluvia y viento frontal. Así que, en uno de los momentos y próximo al cabo Roncudo miro a mi hijo y le digo que estamos a tiempo de retroceder hasta Muxía. Él puso algún pero, pero no fue suficiente para convencerme y tras decirle “Más vale una buena derrota que una mala victoria”, pusimos fin a este camino de los faros pedaleados en bicicleta y arrastrando alforjas.
Es importante decir que existe un servicio de taxi que son conocedores de las dificultades que puede presentar este camino y te dan posibilidad de llevar bicicletas o en muchos de los casos llevar y traer senderista desde los puntos de fin y partida para seguir la ruta.
Finisterre nos recibió  con intensas lluvias, aun así hasta arriba fuimos y empapados hasta la cejas dimos por finalizado esta interesante ruta.
Como siempre es posible andar en sobresaltos, una vez empiltrados y buscando el sueño de Morfeo, tuvimos que modificar nuestra forma de regreso y después de varias llamadas dimos  con Ignacio Castiñeira Lavandeira, taxista de profesión y como dice en su tarjeta de presentación “taxi nº 1 de Muxía”, Él así lo demostró presentándose a las 07,30 horas a la puertas de hotel para trasladarnos con nuestras monturas hasta Malpica para regresar en protananza (gracias Ignacio por tu profesionalidad y atención).