Cuando el
ayer del hoy desaparece,
Entonces el
pasado muere.
Estamos en un adelanto de la
primavera, donde un radiante sol fortalece la luz y añade ánimos para perderte.
Hoy no hay camino, solamente pedalear para perderte en las vista, inmensas
vista de La Mancha. Grande, inmensa en un regalo de silencios.
No tengo prisa ni dirección,
simplemente me dejo llevar por los camino. Sigo y pedaleo hasta perderme entre
una espesura de marrones que se funde en un fondo de blanquecino para ser un eterno azul.
Desolación y abatimiento. Son un
cúmulo de edificaciones derruidas que entre amasijo de escombros brotan
silencios. Me pierdo entre sus sordos gritos, piso en amortiguado silencio,
escudriño sus espacios. Me detengo y dejo pasar el tiempo.
Ruinas y pasado de ayer vida, así es cada piedra y cada esgarrón de escombro entre desvencijadas puertas y desechos de ventanales. Es la vida
hecha pasado.
El Calaminar enclave sobre cimientos de una antigua villa
romana, donde en los años 60 fue núcleo de vida y trabajo, hoy sólo pasado de
otra vida.