![]() |
Pincha sobre la imagen superior |
![]() |
Pincha sobre la imagen superior |
![]() |
Pincha sobre la imagen superior |
![]() |
Pincha sobre la imagen superior |
![]() |
Pincha sobre este escrito para más información |
Arturo Pérez-Reverte |
Ay, madre,
dice. Ay, madre, madre, madre, madre
“-Míralos
–dice al fin-. Son idénticos a los que han muerto y van a morir en las próximas
horas o días. Cada uno de ellos significa una esposa, una madre, unos hijos. De
casi todos estos, las madres. Una familia…”
Arturo
Pérez-Reverte con “línea de Fuego” nos lleva a los pies de una de las batallas
más sangrientas de las guerras de España: La Batalla del Ebro en la
recientemente casi acabada Guerra Civil Española. Reciente porque sus regueros
de sangre aún están presentes y todavía están llenos de odio. Un odio no
superando por dos sangrantes bandos: Los Fascistas y los Rojos o a la inversa
(Qué más da). Dos ideologías irreconciliables en sus extremos, donde sus odios
van más allá de la imposición de ideas o creencias, porque sus metas son el
extermino del uno sobre el otro. “A veces pienso, y me aterra pensarlo, que
sólo un dictador salido de un bando y otro controlaría esto. Y el que lo haga,
sea que sea, rojo o azul, lo sumirá todo en un baño de sangre. Incluso después
de vencer, prolongará durante algún tiempo la carnicería…”
Pérez
Reverte me vuelve a sorprender, aunque no deja de ir mancando un hilacho de
angustia (como aquel otro de Patria). Casttllets del Segre es un comienzo de
batalla, donde se inicia una guerra de trincheras: Sangrante, angustiosa,
terrorífica,… donde a veces ese odio lleva a la masacre y otras “Ya no es una
guerra de exterminio de fascistas, sino una guerra donde le ven la cara al
enemigo; donde a veces descubren que es del mismo pueblo que ellos y compraba
tabaco en el mismo estanco…eso cambia las cosas.”.
Una
guerra que no quería nadie, bueno si, sólo lo querían los fascistas y los rojos
(O al revés, qué más da). “lo que anhelan es que todo acabe, gane quien gane, e
irse a sus casas. La mayor parte no querría estar aquí, e incluso algunos
prefieren estar con los de enfrente”, una guerra donde el hijo de punta era el
mismo “-Fascistas hijos de puta- masculla Rosa, recobrando el resuello. –Puede
que fueran los nuestros. –Rojos hijos de puta.”
Los
personajes que se dejan el pellejo en un lado o en otro, en sus diálogos entre
trincheras, dejan gestos de heroicidades, actos de valentía, de creencias y
mucho dolor que te eriza la piel, porque “El suelo cubierto de casquillos
vacíos está resbaladizo de sangre y huele dulzón, a vísceras reventadas y
suciedad corporal.” ”huele a hombres que se matan” “las lápidas rotas por las
que asoman féretros astillados y cadáveres viejos que se mezclan con los
nuevos; y a cada paso disparan, acuchillan, atacan a culatazos a los hombres
que salen de las fosas como espectros y se enfrentan a ellos disparando a
quemarropa y peleando a machete, o cazan por la espalda a los que huyen entre
las tumbas, disparándoles mientras se alejan, haciéndolos caer con fusilazos
secos, con impactos que levantan nubecillas de sus ripas polvorientas,”.
Una
guerra de dolor que Pérez Reverte noveliza y en la que dos Españas minoritarias
arrastraron a la otra en un enfrentamiento, mientras en la retaguardia se
quedaron los del puro, los del sillón caliente, los del tres al cuarto
vividores pero agiles en palabras, gestos y fotos. “-Pues aquí querría yo ver a
los que te mandan al frente y todo son consignas: valor, aguante, tenacidad,
patriotismo…Pero del plato de lentejas con tocino, ni palabra.”
Ay,
madre, dice. Ay, madre, madre, madre, madre
En tiempo de estos fríos, mejor traer recuerdos de calor, de
tardes de baños, de lagunas, de saber que el verano pasado hemos sido
afortunados, `porque el tener agua en unas lagunas que han sido de agua
permanente de toda la vida, ahora parece que no va a ser así, o me…
Ahora o nunca.
Apuesto por ahora, por saber que volverá el verano de calores y sofocos, que nos recordarán el pasado frío de invierno. ¡Ahora! los dioses han tenío el buen tino de coincidir y no se puede dar un mal apaño a este Terruño.
Mi historia profesional ha sido
entorno a una silla (sin entrar en más detalles), fueron muchas horas las que fue el soporte de alcanzar
nuevos retos. Horas y horas que a través de la ventana veía como el día se hacía
noche o la noche se hacía día.
Un día las nuevas normas y su
interpretación apartaron la silla, quedando arrinconada.
Hoy en la recta final, cuando los
objetivos se han ido acomodando a otras situaciones y cuando aquellos retos para
conseguir otras metas me apartaron de otros quehaceres más mundanos y asumiendo que hoy todo tiene otra nueva dimensión, vuelve la silla.
Ya no son las mismas inquietudes,
ni siquiera la misma ilusión, pero, aquel poso, siempre arrastra algo y en eso estamos.
El final no es el que en otro momento hubiera esperado, pero…
Unos deciden e interpretan porque
en ese momento tienen el poder de decidir. Son responsables de marcar el
camino de otros (siempre justificado por un bien superior), eso sí sin responsabilidad final, porque como alguien dijo “el
dinero público no es de nadie” y en consecuencia en términos públicos el resultado final se difumina
y se fagocita en el maremágnum del paso del tiempo. Al fin y al cabo en el
único lugar que se gana o pierde es en lo privado, porque cada acción tienen un
costo o beneficio real, palpable y de consecuencias inmediatas.
La ley se interpreta y la Justicia
la pone en su sitio, quizás tarde, pero convierte a la razón en una victoria
moral, que en términos objetivos materiales no sirven para nada, pero en ego
personal me dice que lo que parece imposible puede ser posible.
Por aquellos que insistieron y
lucharon, aunque hoy el tiempo les ha dejado sin margen.
Nunca nada ha sido fácil y nuca he pedido que me den, sino que me dejen hacer.
Esta mañana comencé con
un “Anda y Bueno vas”. Despedir a uno en estas condiciones, es como decir “vaya
la que me has dao”, “me has tenío envilo”, “que descanso me dejas” o uno puede
ser más explícito y decirle al año 2.021, -Váyase Ud. A la mierda-. Sea la
expresión que sea, esto es lo que mejor define el sentir de todos o casi todo
el mundo.
Hoy después de un grato paseo, de esos de tardes de sol, y
embelesao por unas bellas letras de reflexión, también llego a ver lo afortunado
de contarlo. Después de andar y pasar entre este angustiado recoveco que nos ha
ido marcado este año dos mil veintiuno, y como alguien dijo, sin tan siquiera
echar la vista atrás “ni el polvo en las zapatillas quiero llevarme”. Pero es
cierto que es el momento de cribar este gran montón que se ha acumulado de este
año de mierda, y apartar tanta granza para quedarnos con esos momentos que nos
han hecho sonreír o ver que somos afortunado de poder seguir, quizás esto, y el valorar la excelente calidad de esos cortos, pequeño pero intensos momentos sea suficiente para afrontar el 2.022 con
esperanza e ilusión de que este año venidero va a ser el bueno o mejor normalico.
¡Que así sea!.
Mientras tanto, en un momento y sin andarme sin miramientos
quemo esta mierda de año y así también le digo –Tanta paz lleves como descanso
dejas-.
Con toda fuerza desear un Venturos año Dos Mil Veintidós.
Un año más, todas la figuritas repartias y espacias por sus
recovecos. Atareas u obligadas a estar sin moverse, así es esta Navidad.
Una Navidad tan especial como todas, tan distintas a las
demás, así siempre es la Navidad, al fin y al cabo es el continuar el día a
día, el mes a mes y año tras año.
Este año lo especial es la acumulación de sentimientos, de deseos, de ganas,… por ello cada una de las figuritas acumulan muchas muchas emociones que acortan la distancia El verlas te dibujan en la mente instantes, momentos que fueron único, quizás no todos tan buenos como son o han sido nuestros deseos.
Cada figuritas tiene su historia y esconde mucha acumulación de momentos.... y siempre esperanza.
Era un niño, por casualidad o porque iba con mi madre, allí me encontraba. En medio de la habitación, sin más muebles comenzó a rinrinear un armatoste, que era un teléfono gris de ruedas numéricas, parecía un sonido infernal en aquella habitación vacío. Ellos lo miraron, se miraron y nadie se atrevió a tocar aquel infernal aparato que con su rinrinear llenaba la habitación vacía.