Seguimos cada paso entre estos calores, así que la madrugá esta asegurá, pero bien es cierto que no evita un final acalorado, donde el sol martillea cada poro de la escondida piel.
Vamos
sumando km con la mochila, ahora suma 10 kg, espero no sobrepasar los 8,500 kg,
pero, por si acaso, ahí vamos cargado para paso a paso amoldar y educar el
cuerpo.
Fruto
de todo ello estoy teniendo oportunidad hacer y ver aquellos entornos próximos,
a mi manera.
Madrid esa ciudad que no es indiferente a nadie, lugar que no eres ningún extraño y que sorprendentemente sus calles, sus lugares simbólicos, su transitar a través de un senderismo urbano lo hace diferente. Mi reto fue salir de Coslada y entre senderos y caminos transitar un Madrid lleno de recuerdos y turistas, es la ruta un Madrid para mirar.
Otra mi pueblo, enclavado en el mismitico Centro de La Mancha (cuantas veces debió pasa Don Quijote y Sancho Panza por este lugar para no quererlo ni nombrar). Las farolas dibujan sombras, el frescor ni se nota, pero este lugar siempre ofrece la mejor cara, la mejor foto, la mejor oportunidad,.. Solamente tienes que esperar y caminar: Laguna de la Sal lugar de anidación de las espectacular ave Carraca, las vistas de la impresionante sabana de los arbardinales del Cigüela o las laguna Grande y Chica que solo el caminar las une, es la ruta de vistas infinitas y agua.
Toca desengrasar, hacer del paso un pedaleo para surcar los de siempre con otro ritmo y con otras vistas. Hablar con sosegado agricultores setentones amarrados a una azaón o mirar la infinita mancha desde Gigantes, saborear un café sosegado, acercarte a la tahona y recordar historias, es la ruta de historia de Gigantes.
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