lunes, 21 de marzo de 2016

El hereje de Miguel Delibes

Cipriano Salcedo nace el mismo año que Lutero provoca el cisma de la Iglesia Cristiana, año 1517. El nacimiento de Cipriano es la muerte en parto de la madre. El recién nacido es apartado y alejado del cariño del padre, para ser criado por una nodriza en distintos aposentos,  para posteriormente educarlo, por decisión del su progenitor, en el Hospital de Niños Expósitos. (“- El Hospital de Niños Expósitos - dijo Salcedo. - Pero vuesa merced no lo era, no era expósito quiero decir. - No lo era pero mi padre me sometió a esa dura disciplina. No creía en mi inteligencia y varios preceptores habían fracasado conmigo”.Miguel Delibes, el hereje). Esos hechos de su infancia marcan profundamente la personalidad del protagonista, siendo la siembra de su fortaleza y decisiones futuras. 

Con la muerte de su padre y tras ampliar conocimientos en el terreno jurídicos, al amparo de su tío Ignacio Salcedo, en Cipriano aparece el hombre con una visión de negocio basado en la adaptación de la vieja zamarra de pastor, que impulsará un floreciente negocio en la ciudad de Valladolid. (¿Por qué la villa no transformaba los setecientos mil vellones que anualmente exportaba a Flandes como hacían los industriales segovianos? ¿No podría ser él, Cipriano Salcedo, el llamado a conseguirlo? El viento en el rostro, acentuado por el trote largo de " Relámpago", estimulaba su imaginación. Corte de España, resignada a su condición de villa de servicios, pensó, Valladolid era una ciudad dormida, donde la suprema aspiración del pobre era comer la sopa boba y la del rico vivir de las rentas. Allí nadie se movía. De sus reflexiones dio cuenta a Dionisio Manrique a su llegada. Miguel Delibes, el hereje).

La personalidad y decisiones de Cipriano Salcedo siempre están envueltas por una profunda convicción religiosa, y son estas mismas convicciones y a la vez sus dudas las que lo llevan a adentrarse en el luteranismos, corriente reformista cristiana que está penetrando en España de manera clandestina. (Había días de precepto que asistía a tres misas consecutivas agobiado por la sensación de haber estado distraído en las anteriores. Y, en una ocasión, abordó a un hombre maduro que había entrado en la iglesia después de la Elevación y le hizo ver la inutilidad de su acto. Miguel delibes, el herreje).

Miguel Delibes hace una descripción tan detalladamente de la persona del protegonista, asi como la evolución de su personalidad, que como lector, te introduces en la piel del personaje, compartiendo sus decisiones, sus problemas, sus dudas y su tozuda fidelidad, sufriendo con él y de manera estoica el “tormento” infringido por el Santo Oficio.

La Inquisición española se encuentra a los albores de su máximo apogeo con el reinado de Felipe II. A la muerte de Carlos I es coronado Felipe II, este se muestra inflexible con los movimientos Reformistas Luteranos y en Valladolid 60 herejes, entre ellos Cipriano Salcedo sufrirán el rigor expiatorio del Santo Oficio. (- ¿Tan ciego es que no ve los excesos de Lutero? - Vuestra eminencia y un servidor buscamos a un mismo Dios por distintos caminos pero en toda interpretación humana del hecho religioso supongo que se cometen errores. - Por última vez, señor Salcedo, antes de apelar a procedimientos más persuasivos, ¿tendría la bondad de responderme a estas dos sencillas preguntas? Primera: ¿Quién le pervirtió? Segunda: ¿Quién le indujo a viajar a Alemania en abril de 1557?. Miguel Delibes, el hereje).

Miguel Delibes un Castellano Viejo bien conocedor de su tierra y su gente, en El Hereje profundiza en la “historia negra”, en los finales años de Carlos I, donde con un lenguaje claro, envueltos de palabras certeras nos dibuja un escenario de España, con centro en Valladolid, donde la historia lineal de Cipriano Salcedo la vemos crecer, pasear y sufrir el tormento en tres partes: “los primeros años”, “la herejía” y “auto de fe”.

El Hereje es un canto a la libertad, al entendimiento y compresión de otras formas de pensar y de creer, que nos deja una gran penitencia histórica donde procesionar.

(Don Ignacio Salcedo le atrajo hacia sí, le besó en las mejillas y le retuvo un momento entre sus brazos: - Algún día - musitó a su oído- estas cosas serán consideradas como un atropello contra la libertad que Cristo nos trajo. Pide por mí, hijo mío. Miguel Delibes, el hereje).

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