Cuando veas las barbas de tu vecino cortar,
Pon las tuyas a remojar
(Refrán)
El
tiempo irremediablemente borra el hoy y lo hace desaparecer, seguro que es así; si la vida la contabilizamos en la unidad de tiempo. Pero esto no es una
verdad absoluta, porque existe un principio de convivencia que es crear,
evolucionar y dejar un futuro (evito decir mejor futuro).
Mira
tú por donde entre mis manos cayo un libro titulado “Los últimos, voces de la
Laponia Española” de Paco Cerdà, y su lectura me estremeció,….
El
libro nos lleva a las calles perdidas de la Serranía Celtibérica en un
recorrido de 65.000 km cuadrados que se extiende por las provincias de Guadalajara, Teruel, La Rioja, Burgos,
Valencia, Cuenca, Zaragoza, Soria, Segovia y Castellón. Una zona donde la media
de habitantes es de 3 habitantes por km cuadrado, frente a media nacional que
se sitúa en casi 92 habitantes por km cuadrados. Como dice Paco Cerdà en su
libro “No hay un lugar tan extremo y vacío en toda Europa”.
El paso por los distintos lugares nos lleva por
espacios de desolación invadidos por el
silencio, fruto del abandono de lo que siempre ha sido nuestro. La desaparición
de sus pueblos, el enterramiento de sus riquezas y la clara invasión urbanista
frente a lo rural, es el dilema constructor de este libro que nos lleva por la
destrucción y el olvido de una España Vaciada.
Cuando en un lugar se pierde el futuro…, comienza el conformismo y el agradecimiento de
vivir bajo las miagajas; es la perdida de la creatividad y es el principio de
la catástrofe de una tierra, de un Pueblo. Porque éste comienza a desaparecer.
Un proceso de desaparición que tiene su punto de
inflexión en los años 60, pero que no es achacable a un nuevo concepto de otra
nueva vida social y de mejor progreso y comodidad. Es un proceso acompasado por
decisiones políticas y económicas que nunca se han pretendido enmendar, porque
cuando se entra en un proceso de pérdidas a nadie le interesa invertir para
revertir la situación, llevando irremediablemente a convertirse en una “tierra
sin pan”.
Quizás leer este libro de una España Vaciada sea
la lectura triste en la que los que somos de pueblo, veamos que algún día a nosotros
tampoco a nadie les vamos a interesar. Aunque hoy me surge una pregunta duda ¿Esto
ya ha comenzado?….
“Ahora sólo hay un bar, con los muñecos del
futbolín esperando manos infantiles que no llegan salvo en fiestas y
vacaciones. Nada más.”(Los últimos, voces de la Laponia española de Paco
Cerdà).
