Largo verano de espera, donde un
verano de fuerte azules han cubierto los cielos, pero al fin esa espera ha
encontrado la tormenta perfecta. Agua, ansiada agua que desquiere este lugar,
abriendo sus tortuosos suelos.
Al fin, el violento cruce de relámpagos
y truenos escupen agua.
Antes de los primeros rayos solares
me debato entre pedales, donde busco una rápida vuelta por un anárquico
volteo de caminos me lleven y me traigan.
Sin querer tropiezo con el señalamiento
de “Caminos Naturales”, donde poco a poco va creciendo en carteles, en
señalamientos y en informativos que tratan de dar forma a un recorrido sobre
los Humedales Manchegos. Por ellos así lleva ya tiempo en la ´página web
anunciadora, lo siguiente:
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Paro y me detengo, es el puente de
la Tamarilla. Allí leo el difícil nombre del río Cigüela o Gigüela, que hoy en
día es nombrarlo de una u otra y bien se entiende. Pero
aquí “choca” sus
instructivas explicaciones, y sobre todo cuando dice “tan sólo los aportes
eventuales del trasvase Tajo-Segura, han conseguido dar vida a este río”. Decir
que miente quizás no sería decir toda la verdad, pero lo que si es cierto es
que “nunca” este río ha recibido aportes hídricos para darle vida. El río
Gigüela fue maltratado en los años sesenta, cuando había desconocimiento del
valor de los humedales que inundaba, pero cuando existía conocimiento de esta
importancia y de sus Humedales que inunda, se utilizó de manera vil y engañosa, porque
las aguas de trasvase que porteo, fueron aguas furtivas que se escaparon dentro
del sobreexplotado acuífero 23. No casi miente el cartel, pero no dicen la verdad en este
cartel informativo, porque en aquellos trasvases del agua del
Tajo (fueron dos,
creo recordar), les importo un “bledo” el río Cigüela y los humedales que
inunda, porque sus objetivos e intereses fueron otros.
Mientras todo esto se dice y aquello
otro paso, hoy sufrimos sus heridas, sus despechos e ignominias, por eso aquí en
estos humedales, esta parte de humedales pegados al río de difícil nombre,
luchan por salir de una agonía, agonía que sufren por así haber sido castigado
por la mano y la decisión del hombre o mujer (no quiero ser discriminatorio).