jueves, 8 de septiembre de 2016

Los Asesinos del Emperador


Pincha y conoce a su autor y su libro

Intensa novela histórica que te agarrara a cada una de sus letras desde sus inicios.

Santiago Posterguillo es todo un fenómeno de la literatura histórica que se adentra en el imperio romano. Sus novelas, bien documentadas, te transportan a una apasionante época, donde Roma era el centro del mundo.

Me confieso un fiel seguidor de Posterguillo. Si Escipión me hizo enlazar un libro con otro, en los Asesinos del Emperador, el Maestro se supera escenificando a la perfección un periodo convulso, donde Roma trata de sostener su vasto imperio en un ambiente de conjuras y difíciles equilibrios en sus extensas fronteras, que nos sitúan en la segunda mitad del siglo I después de Cristo.

Nerón, Vespasiano, Tito un fluir de emperadores hasta llegar a la figura del Dominus et Deux último heredero de la dinastía Flavia. Domiciano, segundo hijo de Vespasiano es donde Posterguillo nos irá desvelando el enloquecimiento de su personalidad “Sé que para ti la vida es ahora sólo sufrimiento: tu padre muerto, tu madre muerta, tu hermana muerta, tu antiguo marido muerto, Tito recién fallecido y tu hijo muerto también: no tienes nada ni nadie por lo que vivir, por eso quiero que vivas.”, generando en su entorno un nutrido grupo de personajes secundarios que hacen que sin perder hilo desees seguir con el siguiente capítulo.

Tras leer Escipión me acerque a esta trilogía del Trajano con ciertas dudas, quizás, llevado por el temor a mantener durante su lectura una constante comparativa. Todo enseguida quedo disipado, sin duda, aquí Santiago Posterguillo se supera, desde una documentación  sólida crea una narrativa histórica apasionante, digna de obra maestra, descubriendo y haciendo crecer el oscuro imperium de autodenominado Dominus et Deux, para paralelamente ir desarrollándose el que sería el primer emperador hispano en Roma Marco Ulpio Trajano.

Los asesinos del emperador te llevan a la sociedad romana que gira en torno al pan y circo, bajo el Anfiteatro Flavio (actual Coliseo de Roma),  la crudeza de la sangre en la arena como diversión, el poder omnipotente del Emperador, la guardia pretoriano como brazo ejecutor del Cesar y en creciente poder autárquico, la decadencia de un senado sometido al terror, las legiones romanas anexionadas a sus líderes y el débil equilibrio de fronteras que escenifican el desmoronamiento de un imperio, si alguien no lo remedia.

Entremedias de todo esto el desgarrador dolor que perfectamente describe Santiago Posterguillo: “Siente que su cuerpo esta partido en pedazos, troceado, destrozado y el dolor… el dolor penetra en sus entrañas por todas partes, por todos los rincones, por lugares desconocido y el sufrimiento le conduce a un lugar ignoto, insospechado, donde ya no hay virtud ni moral ni bien ni mal ni tan siquiera el ansia de una victoria absurda, sino sólo el anhelo infinito por terminar con todo.”

Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario