viernes, 7 de marzo de 2014

Alcazaba

Consecuencia de un extracto, al inicio de la lectura de este libro de Jesús Sánchez Adalid, hice una entrada  bajo el título “La historia de la crisis”, dando mi particular visión, de lo que creo que es en las épocas que vienen mal dadas, Sea donde sea y cuando sea, los que más pierden son los de siempre: el ciudadano de a pie limpio y mondo.

Antes de adentrarnos en Alcazaba, quiero recordar el primer libro que leí de J.  S. Adalid, El Caballero de Alcántara, libro que nos sitúa en un momento convulso, tanto personal como de conflictos de fronteras, del reinado de imperio de Felipe II. Un libro documentado históricamente y que nos describe el arma poderosa del espionajes, puesta en manos de un miembro de la Orden Militar de Alcántara (Monjes  guerreros juramentados).

No sólo su lectura me entretuvo, sino que me acercó a la Extremadura de aquella época, al convento de Guadalupe e incluso me llevo por un arriesgado periplo que pasando por Venecia para ir hasta Constantinopla, donde me hizo vivir la arriesgada labor de espía para desvelar las intenciones del ejército turco.

Alcazaba nos sitúa a finales de la Alta Edad Media (S IX),  bajo la dominación del Califato de Córdoba (Abderramán II) y nos ubica en la ciudad de Mérida, enclave donde tres culturas monoteístas, tan próximas y diferentes, se unen para enfrentarse al poder abusivo y destructivo de Abderraman II, que con sus gravosos impuestos, no sólo estaba llevando a las clases de a pie a la hambruna, sino que las clases dominantes estaban en un insufrible empobrecimiento que no estaban dispuestos a tolerar.

Jesús Sánchez Adalid, bien documentado nos desgrana la tirante convivencia de estas tres cultura, donde los bereberes acaudillan la ciudad, los dimmies mantiene su religión cristiana con un inconformismo a flor de piel y en la espera de que los ejércitos del norte acudan en su ayuda, y por otro lado la sociedad judía a caballo de ambas culturas. “-¡Ah!- exclamo Abdias bajando la voz-. Naturalmente que no les hemos hecho nada malo. Pero bien sabéis que los cristianos no han dejado nunca de mirarnos con recelo, buscando la manera de hallar en nosotros los judíos cualquier motivo  para convertirnos en la causa de todos sus males”. Y entremedias de esta algarabía están los muladís donde sus rezos a Allah se ven confundidos con arraigadas costumbres de su anterior religión.

Leer a Jesús Sánchez Adalid es más que leer novela, es leer historia, es vivir una época, es conocerla a pie de calle, es sentir que cuando finalizas su libro has recibido una gran lección y por supuesto, si te adentras en su libro encontrarás una lectura sin denuedo, donde sentirás el arrobamiento de la época que te aherrojará hasta su final, quedándote tan rozagante al descubrir palabras de amplio contenido de un egregio lenguaje castellano.

Por buscar otro punto común de tan azarosa época con esta nuestra tan actual, os traigo un extracto de la conversación del hortelano Demetrio con el Duc Rodrígo

“-¡Que noche tan calurosa!- exclamaba con su habitual mal humor -¡Y estamos en mayo!. Apenas acaba de pasar la semana de Pascua y ya están los sembrados pidiendo la siega… ¡Señor, que tiempos estos! ¡Todo está al revés!. Será la causa de nuestros muchos pecados… “ (Alcazaba de JS Adalid).

Me da que esto del cambio climático ya viene de atrás.

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