200 d. C. La Roma Imperial. La Roma
patriarcal. Un periodo convulso, donde
el Augusto Imperator duraba menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Porque los hilos internos de conjuras, intereses y ansias de poder hacían que
valiera todo. “-Es Curioso- dijo Dion Casio con tono sarcástico-: acabamos de
votar, presionados por los amigos de Severo, que sea ejecutado el emperador que
nos ordenó que lo declaráramos enemigo público apenas unas semanas. –En estos
tiempos se puede pasar de enemigo público a augusto en pocos días –apunto
Sulpiciano-. Como dijimos, ya no hay valientes entre nosotros, en el Senado.”
Aunque todavía, hoy en día, nos
seguimos preguntado. “¿Cuándo llegará el día en el que senadores y gobernadores
pensaran más en el buen gobierno del Imperio que en sí mismos, en sus pequeñas
estrategias, en sus rencillas y envidias en esa maldita lucha por el poder que
a todos debilita”.
Como siempre Santiago #Posterguillo Gómez consigue hacer de la historia una novela
trepidante que engancha desde la primera letra y en el que su lectura es “la fe en la victoria era como el opio. Adictiva”.
Yo, Julia: mujer y extranjera unida
en matrimonio a Lucio Septinio Severo, en una Roma que la miran de lado, ella
quiere “todo o nada”. Julia y Severo, mujer y hombre que aúnan inteligencia y
fuerza, estrategia y poder, en donde las indecisiones y las dudas son
inteligentemente dirigidas por la Mater Castrorum.
Yo Julia, una mujer de siempre,
donde las diferencias de género son cualidades y virtudes diferentes que engrandecen a la
mujer en las dificultades y en los retos, haciéndonos ver que los techos de
cristal que debemos de romper están en las capacidades: No son más forzudas,
pero son más fuertes, no son más luchadoras, pero son incansables y poseen una
inquebrantable fortaleza: ser madre.
Yo Julia es la mujer de ahora,
donde su tenacidad, persuasión, lucha, objetivos y logros son la trastienda de
esta moderna sociedad que tiene como escaparate visual la igualdad en palabras de apariencias
y se olvida de su verdadera lucha igualitaria y no discriminatoria permitiendo
que la mujer pueda ser despedida por su estado natural de embarazo por empresas
españolas, aunque amparadas por el paraguas de leyes extranjeras y bajo
subvenciones, ayudas y ventajas de los impuestos españoles. Eso sí miremos y
resaltemos la “a” sobre la “o”, que damos to por solucionao.
Esta cerca el día #8M #díadelamujer,
un día que debe celebrarse con orgullo y satisfacción de ser el logro de “La
Mujer Empoderada”, porque ha de ir más allá de la simpleza anacrónica y manida
del #feminismo.
El Emperador Lucio Septinio Severo
le dice a Julia, su esposa: “No merece la pena tanta sangre un imperio”, y ella
responde “Es que no luchamos por un imperio sino por algo más grande”. El
Emperador que no se entera de que va la vaina, dice “No hay nada más grande que
un imperio” y ella, Julia, le contesta: “Sí, una dinastía”.