Existe un cumpleaños por antonomasia,
al menos que la mayoría de las culturas de este mundo mundial celebran, que es la llegada del año nuevo en
el día de San Silvestre. Este año que va llegando a su fin, con un acabado 13,
alguna dura mella personal ha dejado. Pero quiero hablar de cumpleaños-celebración
para seguir sumando. Celebramos nuestro nacimiento, el día que nos
conocimos, el que nos casamos o aquel que dio un giro a nuestras vidas. Vamos
que entre el inicio y el fin de un año natural nuestras vidas se ven envueltos
en un sinfín de celebraciones.
El pasado 20 de octubre, como el
que no quiere la cosa, y casi sin mirar mucho para atrás, de temprana mañana pusimos
rumbo a Baños de la Encina (Jaén). Esta vez más seguro, al menos de mi interior
afloraba la pequeña seguridad que da el cumplir años y con ello el saber el
terreno por el que iba a pisar.
Siempre que uno cumple años o
celebra el aniversario de algo, quiera uno o no, surgen recuerdos, anécdotas,
situaciones y un largo etc. que te llevan a la reflexión. En este caso, presumo
de recibir vibraciones muy positiva, a pesar de suponer un radical giro de un
fiel corredor urbano popular que lleva acumulado más de 6 lustros corriendo entre asfalto.
Se hace difícil reiniciarse en el
correr, cuando por circunstancias te ves una larga temporada en el dique seco. Muchos
son los miedos cuando recomienzas y el cuerpo vuelve a llenarse de positivas
vibraciones que te quieren lanzar a más, aunque, el paso del tiempo, ha
activado y las circunstancias mantienen encendido el piloto de la sensatez
conservadora que te dice para que más, reforzado bajo el miedo silencioso que
te retrae. Entre dudas, interiores angustias o cómodas excusas un día pruebas y
sintiéndote aquel lejano mozalbete que en el sigilo del que nadie te ve: Se
acerca, para, mira, se aproxima, espera y rápido cruza a la otra calle -la
prohibida- y descubre un mundo, con sus riesgos, pero que abre una nueva
dimensión, así hace un año cruce aquella extraña barrera.
Este pasado 20 de octubre, participe en la II
Carrera por Montaña “X Tierras Bañuscas”, con ello, cumplía mi primer año en
las carreras de montaña, abriendo una nueva dimensión en mi forma de practicar
el correr.
Baños de la Encina es una bonita
localidad dentro de Sierra Morena, junto a sus pies se encuentra el embalse de
Rumblar, esta localidad cuenta con una serie de ruta por senderos que a buen
seguro a nadie les deja indiferentes (por allí pululaban grupo de senderearas
con bastón en mano) pero para el grupo de atletas laguneros (se incluyen
familiares) lo que allí los llevó fue el
buen recuerdo del año pasado y el magnífico itinerario de montaña que tienen diseñado
para todo aquel que se quiera iniciar en este “temerario” mundo de correr por
la montaña.
El asfalto, durante el recorrido,
sólo lo pisas a la salida y entrada del pueblo, el resto esta trazado por algo
de caminos y en su mayoría sendas, alguna de ellas te llevan circunvalando el
pantano. También existe un intercambio de bajadas técnicas con subidas que te
dejan sin resuello, hasta arrastrar el alma por los suelos, donde algunas veces
los dientes son el complemento ideal a las manos. Entre zancada y zancada se te
ofrecen panorámicas que, a veces, se confunden con un trontón recuperador donde
pausadamente te acerca la siguiente baja técnica con su consiguiente vertical
subida. El recorrido no tiene pierde, unas excelentes indicaciones te van
guiando, en caso de duda, la organización cuenta con personal que se multiplica
para andar siempre dispuesto a indicarte y animarte.
Creo que lo que mejor define este recorrido es
lo que personal de organización te lanzan en grito -Sí disfrutas… ¡ganas!-.
Por estar por Sierra Morena
empleare la expresión: “Tirarte al monte”, siempre ha tenido unas connotaciones
negativas, sobre todo ante una sociedad
estructurada bajo batuta dominante; pero es cierto que cuando uno indaga
en realidades pasadas, circunstancias y motivos que lanzaron a surcar los
montes, llegas a encontrar cierto romanticismo a tal expresión.
Cuando entre los pies cruje la hojarasca,
cuando el sonido amortiguado de la tierra húmeda se mezcla con el trompicón de
un pedrusco camuflado y entre sufridas zancadas cruzas sombras de encinas que se
abren ante vistas de valles y montes que sólo se rompe por el placentero jadeo agotador del que corriendo
se acaba de echar al monte para dejar que todos los pulmones se hinchen de
aquel profundo olor de momentos únicos y diferentes, alegrándote inmensamente
de haberte echado al monte y cumplir el primer aniversario de estar escondido
en plena naturaleza.
Recordando a Heráclito, en su
Teoría de los contrarios, sólo diré que es certeza al celebrar con optimismo mi
primer aniversario de carreras por montaña -porque puedo- y entiendo que, al
mismo tiempo, se abre la incertidumbre de que en algún momento se iniciará el
contrario, que es el no poder, esta es la compleja realidad del Yin y el Yang.
II Carrera por Montaña "XTierras Bañuscas" (Baños de la Encina)
-Sí disfrutas... ¡ganas!-
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