Cipriano Salcedo nace el mismo año
que Lutero provoca el cisma de la Iglesia Cristiana, año 1517. El nacimiento de Cipriano es
la muerte en parto de la madre. El recién nacido es apartado y alejado del cariño del padre, para ser criado por una
nodriza en distintos aposentos, para
posteriormente educarlo, por decisión del su progenitor, en el Hospital de Niños Expósitos. (“- El Hospital de Niños
Expósitos - dijo Salcedo. - Pero vuesa merced no lo era, no era expósito
quiero decir. - No lo era pero mi padre me sometió a esa dura disciplina.
No creía en mi inteligencia y varios preceptores habían fracasado conmigo”.Miguel Delibes, el hereje). Esos
hechos de su infancia marcan profundamente la personalidad del protagonista,
siendo la siembra de su fortaleza y decisiones futuras.
Con la muerte de su padre y tras ampliar conocimientos en el terreno jurídicos, al amparo de su tío Ignacio Salcedo, en
Cipriano aparece el hombre con una visión de negocio basado en la adaptación de
la vieja zamarra de pastor, que impulsará un floreciente negocio en la ciudad de
Valladolid. (¿Por
qué la villa no transformaba los setecientos mil vellones que anualmente
exportaba a Flandes como hacían los industriales segovianos? ¿No podría ser él,
Cipriano Salcedo, el llamado a conseguirlo? El viento en el rostro, acentuado
por el trote largo de " Relámpago", estimulaba su imaginación. Corte
de España, resignada a su condición de villa de servicios, pensó, Valladolid
era una ciudad dormida, donde la suprema aspiración del pobre era comer la sopa
boba y la del rico vivir de las rentas. Allí nadie se movía. De sus reflexiones
dio cuenta a Dionisio Manrique a su llegada. Miguel Delibes, el hereje).
La personalidad y decisiones de
Cipriano Salcedo siempre están envueltas por una profunda convicción religiosa,
y son estas mismas convicciones y a la vez sus dudas las que lo llevan a
adentrarse en el luteranismos, corriente reformista cristiana que está penetrando
en España de manera clandestina. (Había días de precepto que asistía a tres misas
consecutivas agobiado por la sensación de haber estado distraído en las
anteriores. Y, en una ocasión, abordó a un hombre maduro que había entrado en
la iglesia después de la Elevación y le hizo ver la inutilidad de su acto. Miguel delibes, el herreje).
Miguel Delibes hace una descripción tan detalladamente de la persona del protegonista, asi como la evolución de su personalidad, que como
lector, te introduces en la piel del personaje, compartiendo sus decisiones, sus problemas, sus dudas y su tozuda fidelidad, sufriendo con él y de manera estoica el “tormento”
infringido por el Santo Oficio.
La Inquisición española se
encuentra a los albores de su máximo apogeo con el reinado de Felipe II. A la
muerte de Carlos I es coronado Felipe II, este se muestra inflexible con los
movimientos Reformistas Luteranos y en Valladolid 60 herejes, entre ellos
Cipriano Salcedo sufrirán el rigor expiatorio del Santo Oficio. (- ¿Tan ciego es que no ve
los excesos de Lutero? - Vuestra eminencia y un servidor buscamos a un
mismo Dios por distintos caminos pero en toda interpretación humana del hecho
religioso supongo que se cometen errores. - Por última vez, señor Salcedo,
antes de apelar a procedimientos más persuasivos, ¿tendría la bondad de
responderme a estas dos sencillas preguntas? Primera: ¿Quién le pervirtió?
Segunda: ¿Quién le indujo a viajar a Alemania en abril de 1557?. Miguel Delibes, el hereje).
Miguel Delibes un Castellano Viejo
bien conocedor de su tierra y su gente, en El Hereje profundiza en la “historia
negra”, en los finales años de Carlos I, donde con un lenguaje claro, envueltos
de palabras certeras nos dibuja un escenario de España, con centro en
Valladolid, donde la historia lineal de Cipriano Salcedo la vemos crecer,
pasear y sufrir el tormento en tres partes: “los primeros años”, “la herejía” y
“auto de fe”.
El Hereje es un canto a la
libertad, al entendimiento y compresión de otras formas de pensar y de creer,
que nos deja una gran penitencia histórica donde procesionar.
(Don Ignacio Salcedo le atrajo hacia sí, le besó
en las mejillas y le retuvo un momento entre sus brazos: - Algún día -
musitó a su oído- estas cosas serán consideradas como un atropello contra la
libertad que Cristo nos trajo. Pide por mí, hijo mío. Miguel Delibes, el hereje).